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Mientras en Estados Unidos se debaten entre las medidas progresistas de Obama para sortear la crisis lo mejor posible y en Europa los que no están directamente en crisis buscan esquivarla, dentro de lo posible sin destruir el bloque continental; hay lugares del mundo que crecen y crecen. Ya sea por la explosión de un enorme mercado oprimido y aislado durante décadas o por las rentas que generan los recursos naturales; los países asiáticos (China en primer lugar) y los árabes concentran gran parte del lujo del siglo XXI.
Por ello las empresas de lujo, casualmente la mayoría de ellas europeas, buscan encontrar por aquellos lares las ganancias que no aparecen en sus países. Armani, Bvlgari y Lamborghini, por citar algunas, se sumaron a la ola de aperturas de hoteles de lujo en ciudades chinas o de Oriente Medio.
Armani ya tiene pensado destinar 153 millones de dólares de sus arcas en un establecimiento a puro lujo. Bvlgari por su parte cerró trato con la cadena hotelera Marriott para abrir en Shanghai un hotel, a la vez que el Qatar Holding está con ganas de abrir hoteles con esa marca en Kuala Lumpur y China, aunque también lo hará en París, Nueva York, Italia.
Otro jugador importante del mundo de la moda, Louis Vuitton, decidió diferenciarse y apostar por el Caribe, al abrir su primer hotel, el White 1921, en Saint-Tropez el año pasado. Para este 2013 apuesta por un resort que estará ubicado en las islas Maldivas bajo el nombre Cheval Blanc Randheli y contará con 45 villas privadas y un restaurante dirigido por el chef Yannick Alléno. Como no podía ser de otra manera, el alto poder adquisitivo de
las clases más pudiente de China, atrajeron a grandes marcas de lujo. Por ejemplo Lamborghini, que inauguró su Tonino Lamborghini Boutique Hotel Suzhou, un recinto de lujo ubicado a orillas del lago Jinji. Este hotel cuenta con cuatro edificios con 92 habitaciones, construidas en estilo clásico jardín de Suzhou, con detalles tales como una pequeña pagoda y agua que fluye. Las residencias permanentes también están de moda.
Fendi, por ejemplo, desarrollará un edificio de departamentos en Dubai, lo mismo que Hermès en Singapur.