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El dólar alto de 2012 sigue firme porque hay temor a una devaluación creciente

Domingo, 03 de febrero de 2013 10:53
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La diferencia entre el dólar libre y el marginal es de 59%, de acuerdo a la devaluación lenta y constante que tiene el peso argentino. La comparación entre los dos tipos de cambios (oficial y marginal) comenzó a ser notoria cuando en 2011 la divisa libre costó $5, la escalada siguió el año pasado y se cotizó, promedio, a $7 hasta que en el primer mes de 2013 batió la barrera psicológica de los $7 y saltó a $8, casi sin previa escala.

Las presiones en el mercado cambiario paralelo deberían ceder tras el verano -al menos parcialmente- por razones de demanda y oferta. Pero que el turismo sea una razón válida para el alza del dólar libre, no es posible. El año pasado subió todo el año y no era una demanda estacional. El economista Alfredo Zait analizó que para el dólar en ascenso de 2012 , el asunto “ no era exclusivamente económica. En principio, es una cuestión social con componentes psicológicos de seguridad existencial, delineada por una pauta cultural arraigada en variados agentes económicos con poco o mucho excedente de capital”. Hasta diciembre pasado se observó que el alza del dólar terminó de desfigurar los tipos de cambios, aumentar la brecha cambiaria y provocar distorsiones en varios segmentos de la economía dolarizados, como el inmobiliario.

Desde la implementación del cepo cambiario, la evolución de la divisa estadounidense, durante 2012, mostró a un mercado marginal de cambios convertido en una referencia clave para el resto de los activos financieros.

Si un alumno de la carrera de economía consulta a su profesor por qué subió tanto el dólar el año pasado, no es completa la respuesta si se extrae el comportamiento de la divisa sólo del marco inflacionario. Decir que la suba de los precios o el gasto público son los causantes del desborde cambiario, es tantear una respuesta sin contexto. Estructuralemnte, a lo largo del 2012, se sucedieron diferentes hechos que incidieron en mayor o menor medida en el valor del dólar libre. Se notó la profundización del cepo cambiario; la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central que impactó en la forma de administrar las reservas que están en dólares; el polémico fallo del juez Griesa reflotó el fantasma del default para una City sensible a los rumores; la fuerza jurídica de algunas naciones africanas que embargaron la fragata Libertad; la pesificación de los bonos del Chaco que trituró la confianza de los que dan créditos a las provincias; la decisión de la Cámara de Apelaciones de EEUU sobre los fondos buitre que aumentaron las expectativas por la suba del riesgo país y, finalmente, la nueva ley del mercado de capitales que acotó las normas a entidades financieras para otorgar crédito.

Este conjunto de variables, que los matemáticos llaman una ecuación de muchas incógnitas, han generado, además, conductas sociales que legitima comprar dólares baratos como sea para luego revenderlos caro. Las compras de turistas, algunas empresas de pequeños y grandes ahorristas impulsaron en 2012 la cotización de las “cuevas”. Más sube la cotización (casi a $8), más se espera una devaluación brusca que alimenta el alza de la divisa. La devaluación en el país ya no es una teoría económica, y los exportadores lo saben.

Un arte difícil de  practicar

Bajar el precio del dólar marginal en el país de la inflación y los sobresaltos financieros, no un arte fácil de practicar.

Algunas veces, se gasta una enorme ingeniería financiera entre algunas entidades afines a la política monetaria, el Banco Central y muy pocos particulares. Cuando el dólar libre llegó días atrás a $8 existieron operadores certeros que pusieron un techo a su vértigo ascendente. Algunas ventas de dólares de operadores afines al Gobierno produjeron que el dólar afloje. Así, en la City, un hervidero de rumores por la gran demanda del billete estadounidense, la tendencia alcista no varió.

Igualmente, la brecha cambiaria entre el blue y el valor de la divisa fijada por el Banco Central se encuentra en casi un 60 por ciento.

Mañana el mercado abre nuevamente y su paisaje será el mismo: mucha demanda estacional por vacaciones, presión de inversores privados e institucionales para hacer frente a sus compromisos comerciales y financieros, y agentes económicos con coberturas de posiciones en dólares.

 

Un año con dificultades para acumular reservas

En el caldero del dólar libre hubo un funcionario, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que echó más fuego en la City porteña. Ese lugar clave para la formación de precios de los activos financieros es un espacio casi económico, mitológico para el dólar libre.

Los especialistas del mercado coinciden en que la fiebre por el dólar paralelo se despertó cuando Moreno, afirmó en declaraciones periodísticas el 22 de enero que la devaluación en 2013 alcanzaría el 20% y el tipo de cambio oficial tocaría los $ 6 a fin del corriente año.

Los dichos del polémico funcionario -al que en reiteradas oportunidades se lo ha señalado desde el propio mercado como uno de los principales reguladores oficiales del circuito informal- alarmaron tanto a “cueveros” como a compradores.

Inmediatamente, los hombres de negocios empezaron a sacar cálculos y lanzaron nuevas estimaciones sobre el precio del blue. Todos recordaron que si sube el oficial arrastra al marginal y, viceversa. Así es que el oficial cerró 2012 con una clara tendencia alcista: por once ruedas consecutivas la divisa estadounidense avanzó contra el peso en el mercado mayorista, alcanzando los $ 4,91.

El Central, en 2012, careció de dólares para abastecerse ya que desde julio pasado encontró dificultades para aumentar las reservas.

 

 

 

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