Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
20 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Sissí: una historia de amor, obsesión y muerte

Domingo, 03 de febrero de 2013 10:55
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
Inmadura. Su personalidad fue estudiada por historiadores y psicoanalistas. Algunos sostienen que fue una eterna adolescente.

La mañana del 10 de septiembre de 1898, la emperatriz Elizabeth de Wittelsbach de Austria y reina de Hungría, conocida popularmente como Sissí, en compañía de la condesa Irma Sztáray se dirigía apresurada al embarcadero del lago Quai de Mont -Blanc, Ginebra-Suiza. Sissí, de 60 años, llevaba el rostro cubierto con un velo negro como era su costumbre desde hacía más de 20 años, cuando de pronto se tropezó con un joven que ni siquiera logró ver con detenimiento. Producto del violento encuentro cayó al suelo, su acompañante la ayudó a incorporarse y continuaron camino, subieron sin dificultad la escalerilla del vapor, pero una vez en cubierta miró a la condesa de Sztáray, que levantó el oscuro velo y vio en el rostro de la emperatriz el color de la muerte, mientras ella se quejaba de un fuerte dolor en el pecho. Le desabrocharon el corsé y observaron una pequeña mancha de sangre del tamaño de una moneda, ubicada arriba del pezón izquierdo. El capitán dio media vuelta y retornó al puerto. Murió una hora después en la habitación del hotel donde se alojaba. Así, de un estiletazo, el anarquista Luigi Lucheni terminaba con la vida de la dulce y rebelde Sissí y nacía una leyenda que haría soñar a miles de niñas durante décadas.

La planificación del crimen

Luigi Lucheni, de 25 años, era un obrero de origen italiano que en esos momentos trabajaba en la construcción del edificio de correos de Lausana. Era un anarquista, como tantos otros en esa época, que había sido catalogado por la Policía como confiable.

Luigi Lucheni estaba en realidad planeando un atentado contra un príncipe de la Casa de Orléans, pero, al leer en un periódico que la visita del príncipe francés había sido postergada y que la emperatriz se encontraba en la ciudad, decidió cambiar de víctima.

Siguió de cerca las diferentes actividades realizadas por ella y su entorno. Tenía el dato certero del viaje que iba a comenzar esa mañana. Por eso esperó en la zona del embarcadero y cuando vio la figura alta y esbelta de esta mujer de 60 años, se acercó y simuló un tropiezo, fue en ese momento que clavó el estilete en el pecho de Sissí. La herida era imperceptible, ni siquiera sangró, por eso ni ella ni su acompañante se percataron de lo sucedido. No obstante, el resultado fue letal.

Lucheni nunca demostró arrepentimiento por lo que había hecho, ya que lo consideró un acto de justicia ante una nobleza que ofendía a la clase obrera que “pasaba hambre” en una Europa preindustrial y en la que estaban germinando los grandes movimientos sociales y políticos del siglo XX. Fue sentenciado a cadena perpetua, pero se suicidó en 1910.

Una mujer atormentada

Hablar de Sissí es hablar de romanticismo en estado puro, bella, inteligente, culta y de espíritu libre. Con tan solo 16 años, en el verano de 1853, acompañó a su hermana Elena de Baviera a conocer a la familia real de Austria. Ambas familias esperaban que Francisco José I, emperador austríaco, se fijase en Elena y la tomase como prometida. Sin embargo, el joven de 23 años quedó perdidamente enamorado de Elizabeth. Al año siguiente se casaron, pero a pesar de todos los esfuerzos, no todo fue color de rosas. Sissí no fue una mujer feliz, no había sido preparada, como su hermana Elena, para desempeñar un cargo real. Le gustaba disfrutar de la vida libre, de la naturaleza y los deportes. No acordaba con el rígido protocolo austríaco -se dice que lloró sin consuelo después de la boda y que no se consumó el matrimonio hasta pasados varios días. Su marido la amó con locura pero nunca descuidó sus labores y obligaciones de emperador, lo que derivó en un gran sentimiento de soledad y abandono por parte de la pequeña Elizabeth; además, él era muy conservador, con lo cual no sirvió de mucha ayuda a su esposa en la lucha contra las convenciones sociales y las hipocresías de palacio. La vida de Sissí estuvo atravesada por la soledad, las obsesiones y los complejos de culpa. Tuvo cuatro hijos, tres mujeres y un varón. Pero sufrió la trágica pérdida de dos: Sofía de dos años y Rodolfo que, según algunos, se suicidó junto a su amante, aunque otras versiones hablan de un doble asesinato.

 Nunca aceptó el paso de los años

Sissí realizaba largos viajes con los que lograba alejarse de los compromisos del imperio, al punto que en Víena solo estaba 15 días al año.

No le disgustaba que su marido tuviese amantes, era una manera de sentirse liberada de sus compromisos conyugales. Se le adjudicaron romances con hombres e incluso con mujeres, pero todo parece haber estado circunscripto a lo platónico, por eso se ha sostenido en algunas oportunidades que era asexuada. Tenía además, una marcada obsesión por el cuidado de su figura. Era una mujer alta, medía 1,72 m y pesaba 50 kilos. Era de buen comer y le encantaba atiborrarse con dulces y pasteles por eso luego se sometía a dietas rigurosísimas. No consumía verduras ni frutas, salvo naranjas. Comía carne cruda y abundante leche y tenía un régimen de ejercicios físicos estricto. Realizaba caminatas de hasta 8 horas diarias, practicaba equitación, esgrima y natación, entre otras actividades deportivas. Cuando su barco atravesaba alguna tormenta se hacía atar al mástil mayor para ser azotada por las olas. Era frecuente que cayera en pozos depresivos. El estricto régimen alimenticio y deportivo pueden haber afectado su estado anímico, sostienen quienes han estudiado su personalidad. La última fotografía se la tomó a los 35 años y nunca más permitió que la fotografiaran.
 

LA ULTIMA FOTO
Sissí nunca aceptó el paso de los años, al punto que la última vez que se dejó fotografiar tenía 35 años. Sin embargo la foto que acompaña este texto fue tomada poco antes de su muerte junto a Irma Sztáray.
 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD