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En medio de las presiones de los fondos buitre en la Cámara de Apelaciones de Nueva York, que ayer intimó a la Argentina para que formule antes del 29 de marzo una propuesta de pago concreta, la jefa de Estado, Cristina Kirchner redobló la apuesta de su administración.
Es que ayer mismo, la Presidenta dijo que el país se encuentra en condiciones de “pagarle a los fondos buitre”, pero en las mismas condiciones en que negoció con el 93% de los bonistas que aceptó ingresar en los canjes implementados en 2005 y 2010. “Estamos dispuestos a pagarles a los fondos buitre, pero no en mejores condiciones que al 93% que apostó y confió en la Argentina, porque estaríamos cometiendo un gran delito; estaríamos estafando y defraudando al 93% de los acreedores que creyó en la Argentina”, afirmó.
“Ofrecemos a estos fondos buitre, que reciban de la misma manera que reciben quienes hoy están cobrando, con la misma quita y en los mismos plazos. Esto es equidad y justicia”, insistió Cristina al inaugurar la 131 Asamblea Legislativa.
Resaltó también que “si hay un país o una justicia o un sistema que elige perjudicar a un 93 % para beneficiar a un 7%, y perjudicar las finanzas y el equilibrio financiero del mundo, empezaría a dudar si la puedo tratar del justicia”.
“Hemos estado pagando y vamos a seguir pagando porque estamos dispuestos a hacerlo en las mismas condiciones que al 93%, porque sino violamos dos leyes argentinas, la del primero y la del segundo canje, y estaríamos estafando y defraudando a quienes confiaron, y a la economía argentina”, puntualizó.
Sostuvo que “lo peor de todo es que de tener razón o de triunfar esta postura absurda del 7% que quiere condicionar al 93, si la Argentina tuviera que volver a pagar 170 mil millones de dólares, no podría hacerlo”.
“Y eso es lo que quieren: que no podamos pagar”, afirmó Cristina, quien consideró: “No hemos vuelto a pedir prestado y no somos negocios financieros, ese es el problema, nos quieren volver a endeudar”.
Reiteró que la Argentina seguirá “pagando las obligaciones en dólares tal cual lo venimos haciendo desde 2005”, y remarcó que el Gobierno nacional “no va a violar ninguna ley argentina, ni a cometer ningún fraude contra el 93% de los acreedores que creyó en la Argentina”.
Destacó que “no hay una ley de quiebras internacional”, pero señaló que “todo país tiene la suya”.
Sin embargo, advirtió que la Argentina no es el único país quebrado. “No somos los únicos fundidos. Es muy posible que muchos países del mundo más temprano que tarde, pese a que se niegan, van a tener que reestructurar sus deudas con quitas importantes y plazos largos, porque si no, ¿cómo van a pagar Grecia, España, Italia?”, se preguntó la Presidenta.
Afirmó que “la situación de Argentina es un "leading case' (caso testigo), pero no solo económico, sino político”, porque sostuvo que “los principales dirigentes mundiales, los titulares de los organismos multilaterales, los presidentes de los países, van a tener que definir si permiten que un puñado arruine a todo el mundo con millones de desocupados, desahuciados, que se suicidan; o van a privilegiar a sus pueblos, a sus países, a sus patrimonios”.