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Era un final previsible. La noticia se palpitaba desde anteanoche cuando Ernesto Villegas, ministro de Comunicación de Venezuela, daba cuenta del agravamiento de la salud del “presidente comandante” Hugo Chávez, hizo prever el peor de los desenlaces posibles. La noticia se confirmó al caer la tarde en la Argentina. El presidente de Venezuela murió ayer a las 16.25 de su país, según le cupo anunciar al vicepresidente, Nicolás Maduro, en cadena nacional, con la voz quebrada por la emoción y el dolor.
Pocos minutos después, el comandante de las fuerzas armadas venezolanas, Diego Molero, hizo una aparición también por cadena nacional, rodeado del estado mayor, para comprometerse solemnemente a respetar y hacer respetar la Constitución de su país, una forma de asegurar que la continuidad institucional en Venezuela no está amenazada por ninguna posibilidad de golpe de estado. La declaración pareció estar preparada de antemano.
Duras denuncias de Maduro
Lo saliente de la jornada hasta entonces habían sido las denuncias hechas públicas por el vicepresidente mediante cadena nacional de televisión, durante una reunión ampliada de gabinete, gobernadores y funcionarios de todos los rangos.
Maduro afirmó que el gobierno “tiene bastantes pistas sobre la posibilidad de que la enfermedad del presidente (hasta entonces estaba con vida) le habría sido inoculada de alguna manera”. Por eso, el vicepresidente anunció que llegaría la “hora en que Venezuela inicie una investigación científica” sobre las causas del mal que terminó con la vida del líder. Al mismo tiempo, Maduro informó a la opinión pública venezolana que su gobierno acababa de expulsar del país a un agregado militar de la embajada de los Estados Unidos, David del Mónaco, al haberse “comprobado que el mismo había cometido el delito de conspiración, al haber ofrecido a las Fuerzas Armadas y a la oposición de derecha local montar una insurgencia”. Más adelante, el vicepresidente, que ahora se queda sin funciones y deberá convocar nuevamente a elecciones anticipadas, dado que el presidente reelecto en octubre nunca pudo asumir su mandato, incentivó a los miembros del Gobierno y al mismo pueblo a movilizarse, a “desplegarse”, como suelen decir los caribeños, para mantener en alto las banderas de la revolución, para cuidar el legado del líder bolivariano y para preservar la Constitución de su país. Es que la Constitución bolivariana es, según sus partidarios, uno de los logros más importantes de Chávez mientras estuvo en el poder.
Una enfermedad cruel
El proceso del cáncer que llevó a Chávez a la muerte comenzó en junio de 2011, cuando el mismo presidente anunció que había sido operado en Cuba, de urgencia, de un absceso pélvico.
Sin solución de continuidad, fue sometido a tres operaciones más, la última en diciembre pasado, de la que nunca se recuperó. Y en el interregno fue sometido a cuatro sesiones de quimioterapia y un tratamiento de radiaciones para eliminar las células cancerígenas, que se demostró que no resultaron positivas.