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Reforma judicial

Domingo, 21 de abril de 2013 21:05
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Resulta curioso el modo en que el poder político percibe las urgencias de la gente. No recuerdo haber visto a la sociedad argentina portando hace un par de años pancartas en reclamo del casamiento de los gays, ni ahora por la reforma de la Justicia, a la que se le reclama que sea más rápida y justa, no más democrática. En tal marco, ¿Qué le lleva a Kirchner a suponer que la Justicia debe ser más democrática? ¿Quién dijo que debe serlo? ¿Puede? ¿Qué significa eso? ¿Cuánto le costaría al país? ¿Es tan urgente y necesario como se lo plantea? La existencia de la división de poderes representa en sí misma la existencia de la democracia, por lo que plantear un grado de la misma resulta subjetivo, voluntarista y a todas luces efecto del oportunismo político. Obsérvese que es la Corte Suprema la que debe mediar en los conflictos electorales; ¿cómo podría, si fuera parte de lo que debe juzgar? Sin embargo, de pronto a Kirchner se le ocurre que ni los abogados ni los jueces cargan coronita -así lo dijo- y no merecen elegirse entre sí, como hace todo el mundo, en realidad, incluso los políticos. A la hora del voto, los ciudadanos elegimos entre las figuras que la entelequia política propone, no entre quienes tal vez querríamos optar. Acá y en todas partes, cada corporación decide quiénes serán sus representantes, pues eso es lo que parece más razonable. En mi opinión, más allá del profundo irrespeto con que el kirchnerismo impone cambios basándose en argumentos simplistas, ligeros y muchas veces falsos, se debe al absoluto desconocimiento de la función de los jueces y del trabajo que llevan adelante, con todas las falencias de un sistema que sin duda los condiciona. Los jueces deben actuar en la solución de dilemas que muchas veces son indecidibles, es decir, para los cuales no existe otro procedimiento de decisión que el arbitrio de un observador. ¿Cómo podrían hacerlo, si fueran parte de una entelequia política? Lo que Kirchner no ve, o mejor dicho esconde, es que lo que la gente entiende por democracia es un espacio de convivencia fundado en el mutuo respeto y no una convivencia fundada en autoridad y obediencia, control y desconfianza, donde no puede haber un proyecto común porque no hay relaciones de mutuo respeto. Lo que hace Kirchner es cubrir de sospecha a la conducta de los jueces, a los que de un modo velado tilda de ser antidemocráticos, pues de otro modo no habría por qué democratizarlos. Esto en nada ayuda, pues las decisiones de los jueces siempre serán cuestionadas, ya que al reconocer el derecho, o mérito a la causa de alguien, se le está negando a otro que creen o desean tenerlo.

José Agero Molina, escritor
DNI 12790561

 

 

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