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Soy una estudiante secundaria y escribo esta nota con el objetivo de expresar mi opinión sobre la situación que hoy se presenta en el Congreso de la Nación Argentina.
Primero que nada, me gustaría resaltar el mal comportamiento de las autoridades durante el período de debate, donde lejos de dar ejemplo y representar al pueblo como es debido, no se respetaron y buscaron imponer criterios en lugar de llegar a una negociación justa; entonces, yo me pregunto: ¿es la búsqueda de un mejor sistema para el Consejo de la Magistratura para “democratizar la justicia” o es el afán de poder lo que se está debatiendo? Por otro lado, pasando a hablar de este proyecto, creo que está muy claro lo que algunos legisladores plantearon diciendo que el objetivo de su creación es la elección justa de los jueces, si bien en el desarrollo de la misma no tuvo los frutos esperados, esta reforma no es la solución tampoco ya que se debe resaltar que busca la injerencia de los partidos políticos que tengan mayor poder en los distritos, es decir, no es para todos, y está violando el principio básico de la democracia que, como yo recuerdo, me lo enseñaban en el colegio, un sistema de gobierno que tiene un único poder, el del poder que se ve representado en tres poderes independientes, donde estos gozan de la misma jerarquía constitucional, por lo tanto, no está avalado la intervención de uno en otro. Con esto quiero expresar su inconstitucionalidad porque no solo se está violando la ley máxima, sino también con el famoso “54%” buscan avasallar sobre nuestros derechos y pasar por arriba del otro “46%” que también es pueblo, sin embargo parece ser que el oficialismo no se enteró, porque luego de las manifestaciones no pudimos escuchar una respuesta de negociación sobre lo que se pedía. Entonces, ¿vivimos en democracia popular y justa o vivimos en una democracia solo para ese 54%? Pero, por sobre todas las cosas, y lo que más me alarma es que se peleó tanto tiempo por la vuelta de la democracia que hoy no se puede aceptar la división a la que el pueblo argentino está sometido y que el goce del poder lo tengan unos pocos que claramente se refleja con este proyecto.
¿Es posible hablar de democracia y de que “estamos todos juntos” en una política basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?
Antonella Berzero
Ciudad