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En Gimnasia y Tiro parecen no ser suficientes los once años de ostracismo, de postergaciones, de intervención, de prórrogas de salvataje y de las equívocas e ineficaces gestiones de los representantes que la Justicia puso a cargo en aquel lejano pero vigente noviembre de 2002.
Las sucesivas prórrogas en el mandato del órgano fiduciario no hicieron otra cosa que dilatar y erosionar una administración que no colaboró demasiado en todo ese tiempo para achicar la millonaria deuda que dejó la ineficacia de gestiones pasadas. Todo lo contrario: a Osbaldo Montaldi, Adolfo Calatayud y Julio Quiroz se les fue de las manos la anémica situación financiera a tal punto de resignar un patrimonio histórico para salvar parte de la deuda (la venta de bochas a la obra social Osde). Paralelamente, salvo algunas disciplinas caracterizadas por históricos laureles, los éxitos deportivos de antaño fueron decayendo como un inevitable síntoma del ocaso: desapareció el béisbol por una medida arbitraria de desterrar el predio argumentando la escasa adhesión.
La realidad indica que gran parte de la deuda está saldada (se llegó a un acuerdo con casi la totalidad de los acreedores y se acordó un plan de pago con la Afip), lo cual abriría la puerta a la ansiada normalización; sin embargo, la jueza no se expidió por ahora sobre los innumerables pedidos de socios justificando a través de escritos que las condiciones ya están dadas para que el desgastado órgano fiduciario comience a emprender su retirada.
Mientras tanto, el triunvirato, en especial Montaldi, mantiene su férrea postura de no rendir cuentas argumentando que son instrumentos de la Justicia; por el contrario, su tendencia a eludir y no transparentar su gestión enervan aún más a los representantes de cada una de las subcomisiones, en especial a la del fútbol, materia que al órgano parece no importarle pese a que el equipo está en una instancia decisiva por el ascenso.
Un claro ejemplo fue la actitud de Montaldi, quien se fue de vacaciones dejando a la deriva compromisos salariales y el traslado del plantel para jugar en Mendoza.
En medio de tanta espera, la toma de poder de la fusión entre los representantes de cada disciplina es la postura que se impone para las futuras elecciones, pero aún no hay nombres definidos para asumir las riendas.
Entre el repudio y la indiferencia
El hincha de Gimnasia ya se hizo oír el pasado fin de semana en el Gigante del Norte a través de la consulta de El Tribuno. La mayoría expresó su repudio y la voz imperante fue el pedido de normalización. En los últimos días, este matutino realizó un relevamiento en las instalaciones del club entre sus socios genuinos. Representantes del rugby y el hockey mantienen una postura homogénea con los del fútbol; sin embargo, también existen estratos dentro de la masa societaria que optan por la indiferencia, por no inmiscuirse demasiado o por el distante “me da lo mismo”. “Mientras cumplan con las canchas yo no me veo afectado”, expresaba un socio que habitualmente despunta el vicio del tenis en la Vicente López, aunque la gran mayoría consideró -con un tono más mesurado que el hincha del fútbol- que llegó la hora de la “renovación”.
La gota que colmó el vaso
Los cortocircuitos entre el órgano fiduciario y la subcomisión de fútbol de Gimnasia y Tiro vienen originando chispazos desde hace un tiempo, a medida que se acrecienta la soberbia de los administradores y el escaso interés que éstos demuestran hacia el fútbol millonario, en una etapa crucial en la que el equipo de Víctor Riggio se encuentra peleando el ascenso de categoría. Pero la gota que rebasó el vaso de la paciencia se originó el pasado viernes por la noche, cuando Osbaldo Montaldi dejó “pagando” a los miembros de la subcomisión, justo cuando ambas partes debían reunirse para decidir el medio del viaje del grupo a Mendoza y el pago de sueldos al cuerpo técnico. La historia promete más capítulos...