Donación de órganos

A mi tierra que me vio nacer, mi Salta donde la sociedad fue siempre solidaria, comprensiva y donde nuestros mayores nos enseñaron a dar por el otro con amor, les pido participar, concientizar sobre la donación de órgano, donar órganos a nuestros semejantes que los necesitan para seguir viviendo. Sé y estoy consciente de que es difícil tomar una decisión en situaciones extremas de vida de un ser querido, pero también sé que es una bendición salvar más vida si la vida misma en un ser ya no es posible. Somos casi 300 personas que necesitamos de un trasplante aquí, en nuestra ciudad. Mi breve historia comenzó en agosto de 2012, cuando me llevaron en avión sanitario de emergencia a Buenos Aires en estado delicado. El diagnóstico en el hospital Austral fue hepatitis autoinmune en lista de trasplante. Pensé que la vida se iba, pero tanto aquí como en Buenos Aires el equipo tratante me ayudó y contuvo a mi familia sobre el cuadro que atravesaba; fue duro. Durante tres largos meses lejos de mis hijos solo importaba luchar por ellos y a mi regreso, más compensada, mi vida siguió y sigue con estudios y un largo tratamiento que ha dado una gran mejoría.

Hoy como paciente, como ciudadana, como madre, esposa y trabajadora, siento la necesidad de colaborar de participar activamente junto al Incucai en la concientización sobre la donación de órganos. Este mensaje es para que todos los salteños nos acompañen. Donar órganos es dar vida más allá de la muerte, porque la unión de todos hace la fuerza ante las adversidades. Soy donante y sé que por lo menos mis otros órganos pueden servir a mi prójimo si en algún momento no llego a estar. Es una decisión tomada; lo sabe mi familia y ahora lo sabe el mundo entero porque mi colaboración no termina aquí con esta carta sino que recién comienza por todos los que están adelante y detrás de mí esperando tan ansiado tesoro que es seguir viviendo.

Claudia de los Angeles Pereyra
Ciudad