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Sinceramente lamento la situación por la que pasan nuestros hermanos venezolanos, gobernados por un mesiánico que no entiende nada de democracia. Lamentablemente nosotros tenemos un espejo aquí en nuestro país. Los caracteriza la misma paranoia, inventando enemigos, temiendo por su propia sombra, mentes enfermas de poder. Lamentablemente sobran pruebas en el mundo del odio que fomentan y siembran estos tristes personeros del terror, retroalimentándose de los vestigios que quedaron de sistemas ya perimidos. No entienden lo que es la libertad. El triángulo del mal -Venezuela, Cuba y Argentina- es una alienación no deseada por la mayoría de los que aún pensamos.
Roberto Rubén Sánchez
Buenos Aires