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Una familia víctima de la inseguridad y la violencia pide desesperadamente ayuda a la Justicia para controlar una situación que la tiene desbordada. Presa de una crisis nerviosa, con ataques de pánico y tras haber vivido un principio de accidente cerebro vascular (ACV), Claudia Vélez habló con un equipo de El Tribuno y contó la difícil situación que atraviesa junto a su esposo y cinco hijos en el barrio Siglo XXI, en el sudeste de la capital salteña.
“Estoy desesperada, el miedo me paraliza. Mi vecino Daniel Rodolfo Burgos (20) amenaza todo el tiempo con matarme a mí y a toda mi familia. Este chico tiene muchos antecedentes, es un delincuente, drogadicto y anda armado con un revólver y cuchillos. Los mismos policías lo vieron con el arma. Hace unos meses atacó a mi hijo de 17 años, lo fue a buscar a la salida del colegio en el centro y lo correteó por toda la peatonal con un cuchillo. Se tuvo que refugiar en un negocio y este tipo estuvo preso sólo 24 horas. Es una vergüenza”, señaló.
“Nos tratan mal porque mi marido es policía”, relató, y contó que “a mis hijos les gritan que son hijos de ‘buchón’, y como ellos no se juntan con nadie y están encerrados en la casa le dicen que son ‘cholulos’. Nos insultan y atacan por ser gente trabajadora; ellos son unos vagos y delincuentes”, ase.
La mujer y cuatro de sus hijos contaron que su esposo fue patoteado por Burgos y su familia: “Cuando mi marido venía de trabajar le quisieron quitar el arma reglamentaria y lo golpearon terriblemente. A mi me dijo que me va a matar, que no le importa ir preso por homicidio”.
“Me quiero ir de acá, fui al Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), porque pienso vender esta casa y entregar esa plata como anticipo para otra vivienda, pero me negaron esa posibilidad. Acá la policía me dijo que lo mejor es que me vaya, porque esto va a terminar en una tragedia” dijo con lágrimas en sus ojos. En ese momento uno de sus hijos le pidió que ya no llore más y dijo: “Vivimos presos en nuestra casa. No podemos salir. Nos tiran piedras todo el tiempo, nos persiguen. Ya no sabemos que hacer, ellos nos quieren matar. Mi mamá anda con un gas pimienta en la cartera porque esta aterrada, pero esto no es vida. Ellos hacen lo que quieren y lo demuestran todo el tiempo.”.
</SUBTITULO>Las peleas son interminables
Mientras Claudia contaba su desesperante situación, una policía tocó la puerta de su casa y fue a realizar una inspección ocular, ya que la noche anterior (el viernes) se desató una batalla campal entre el acusado y su familia con otra patota del barrio. Los efectivos y vecinos aseguran que alrededor de 160 chicos se trenzaron a golpes y se arrojaban piedras y palos.
Dos ambulancias que fueron a asistir a los heridos -entre ellos un hombre recientemente operado del corazón-, fueron atacadas y los médicos, temiendo por su vida, debieron huir del lugar.
“El viernes sentí que me moría. Se escuchaban gritos, las piedras impactaban en mi ventana y en el portón, me tape los oídos pero no podía ni respirar. Llamé al 911 y me dijeron que no podían mandar una ambulancia porque ya habían roto dos en la zona. Alguien tiene que hacer algo”, exclamó.