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Desde principios de mes los argentinos estamos azorados con las noticias de corrupción que invaden el país. También en fecha cercana, leí el episodio lastimoso que ocurrió en Orán, donde una madre, víctima de toda pobreza, ante el llanto de hambre de sus hijos simuló que cocinaba poniendo a hervir una olla con una piedra!, hasta que los chicos se durmieron esperando que esté lista “la comida”. Recordar esa imagen me anuda la garganta y me subleva y me enfurece. El corazón de roca que tienen algunos gobernantes y allegados al poder que, como malditos coyotes, acumulan y acumulan billetes a costa del bienestar de los desposeídos. Me pregunto si en algún momento reflexionarán sobre la finitud de la existencia. Es evidente que no.
Así que nunca sabrán que brindarse a manos llenas es quedarse con las manos vacías... pero con el corazón lleno! A ellos sólo les interesa la billetera llena... que en la tumba no sirve para nada.
Anoche en “Palabras más, palabras menos”, me asombró que un hombre maduro como Horacio González tenga argumentos tan poco sólidos para criticar a Lanata que apareció en el programa del domingo disfrazado con todo su equipo, de futbolista Y le metió un gol de media cancha al Gobierno que pretendió invalidarlo poniéndole fútbol en el mismo horario! Yo veo en estos sucesos un extenso hilo que une el Sur con el Norte; Santa Cruz con Orán; la exacerbada ambición con el pauperismo conmovedor. Es el gran desafío para los seres humanos con sensibilidad tratar de equilibran esta patria tan hermosa que tenemos. Ya lo decía Sarmiento: “Sólo las mulas no se marean en las alturas”.
Sra. Presidenta, ¿probó piedra a la cacerola? Se la recomiendo. Es muy beneficiosa para destapar las antenas taponadas por el egoísmo, la soberbia y el egocentrismo y prolonga la vida útil hasta el 2015.
Carmen Rosa Rivero de Lisi
Tres Cerritos