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Los baches en nuestra ciudad, como en cualquier lugar del mundo siempre son un dolor de cabeza, pero más dolor causan las obras inclonclusas o que lleven semanas sin encontrar una solución. Desde el “vamos” el solo ver “cuadrillas” de obreros “trabajando” en un bache que no tiene un metro de diámetro por 10 centímetros de profundidad causa un repudio “visual” y hasta la sangre llega a tomar temperatura al ver tanto concentración de mano de obra “descalificada”.
El problema es que el trabajo que realizan estas cuadrillas dura poco, pero si recorremos las diferentes calles descubrimos que las inspecciones de obras que permiten levantar las vallas que obstaculizan el tránsito tardan demasiado.
Claro, seguramente en época de bajas temperaturas el cemento u hormigón tardan más en secarse y estar óptimas para la normal circulación de los vehículos, pero puede tardar días. No semanas o meses, como duras muchos baches.
Martín Pozo
Ciudad