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A las 10 de ayer todos esperaban la presentación voluntaria de Mario Aguilera en el Juzgado Federal de Salta.
Pasada esa hora, el prófugo llegó junto a su asesor legal, Carlos Cuellar e ingresó en el edificio de calle España y Deán Funes.
El hombre está vinculado a la supuesta banda de trabajadores de la AFIP acusada de crear empresas fantasmas con la que estafaron al fisco por 150 millones de pesos.
Las estafa consistía en alertar a los profesionales cuando el organismo federal programaba inspecciones a las empresas que estaban siendo investigadas a partir de las escuchas telefónicas que se venían realizando desde hace más de un año.
Los allanamientos
El pasado 10 de junio el juez federal Julio Bavio dispuso seis allanamientos simultáneos en estudios contables y en varios domicilios particulares y en el propio edificio central de la AFIP en Salta, a cargo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
En los procedimientos quedaron detenidos tres contadores, un inspector de la AFIP, más un particular.
Los contadores detenidos fueron identificados como Víctor Esteban Palomino Zitta, Alejandro Eduardo Aguilera y Alejandro Javier Cardozo. A estos se sumaron el inspector de la AFIP Juan Carlos Castillo Campero y José María Thomas.
Mario Aguilera, hermano del contador Alejandro Eduardo, no estaba en ningún lugar por eso lo declararon “prófugo”.
Además lo sindican que habría sido beneficiado con la maniobra por un monto superior a los 7.000.000 de pesos.
Es más, los investigadores lo señalaban como el prestanombre de las empresas truchas que operaban desde los estudios contables de los nombrados profesionales.
Sin embargo, su abogado Cuellar le confirmó a los medio de prensa que Mario Aguilera “se presentó espontáneamente ante la Justicia federal para aclarar que fue su hermano quien le robó la firma”.
El letrado dijo que no vino antes porque el hombre estaba trabajando como albañil en la zona de los Valles, donde no hay comunicación alguna.
“La intensión de mi defendido es colaborar con la Justicia. El es un hombre rústico, que no tiene nada que ver con esta supuesta asociación ilícita y que su hermano le usaba la firma para hacer las facturas”, dijo Cuellar ante la prensa.
Concluyó diciendo que en las escuchas, que permitieron el desbaratamiento de las maniobras, en ningún momento lo nombran a su defendido.
La operatoria de la estafa
Los contadores Víctor Esteban Palomino Zitta y Alejandro Eduardo Aguilera, serían quienes están sindicados como los cerebros de la organización delictiva.
Para concretar la millonaria estafa los profesionales crearon empresas fantasmas que operaban con empresas reales, las cuales eran sus propios clientes.
La maniobra consistía en simular operaciones de compraventa para generar crédito fiscal y de esa manera las beneficiarias compensaban las deudas normales con la AFIP.
“Es decir, las empresas reales pagaban sus obligaciones tributarias con algo apócrifo porque las compras que realizaban eran inexistentes”, explicó una fuente de la investigación.
La causa está caratulada como “simulación dolosa de pago (34 hechos), encubrimiento, cohecho, violación de secreto e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.