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Urtubey madrugó a los vecinos de Salvador Mazza

Sabado, 24 de agosto de 2013 01:16
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En un trámite sumarísimo, sin previo aviso y en medio de una espectacular movilización de helicópteros y camionetas 4x4, los habitantes de Salvador Mazza se despertaron ayer con la designada interventora del municipio Mercedes Junco ya asumida. A pocas horas de que el Senado sancionara el proyecto de ley que dispuso el cese en el cargo del intendente Carlos Villalba, el gobernador Juan Manuel Urtubey resolvió movilizar a su séquito a la madrugada para que efectuaran el recorrido de más de 400 kilómetros hasta la localidad fronteriza.

 La consigna era de que todo estuviera listo a las 7 de la mañana, lo que generó la lógica corrida del personal de ceremonial para los preparativos de la inusual ceremonia. Minutos después aterrizó el helicóptero con el mandatario junto a la flamante interventora y, sin más trámites, a las 7.30 en punto se realizó la toma de juramento. Todo fue tan rápido que los vecinos se enteraron por los comentarios boca a boca de la asunción de Junco y lo propio ocurrió con los medios de comunicación, quienes llegaron para las fotos. Esto confirmó los dichos de la senadora por Cafayate, Silvina Vargas, quien en la sesión del jueves calificó lo de Salvador Mazza como “una intervención para la foto”. Muchos se preguntaron por qué se apuraron tanto, luego de que a Villalba lo soportaran durante seis años plagados de denuncias y sospechas de actos de corrupción. Los pocos vecinos que se arrimaron al edificio de la esquina de San Martín y Balcarce no podían entender lo que había pasado. “Creemos que esta es una falta de respeto a quienes desde hace tiempo venimos clamando por la destitución de un hombre que tanto mal le hizo a este pueblo”, expresó una docente. Otra mujer sostuvo que “hacer asumir a un funcionario en estas condiciones no me parece serio”. Y agregó que “me dejaron con ganas de aplaudir la decisión que han tomado de intervenir el municipio”.

Urtubey dirigió a los vecinos un mensaje de contenido tranquilizador al presentar a Mercedes Junco como una mujer de su entera confianza, de su grupo más íntimo, de su riñonada. “Ella traerá consigo la paz social a la comunidad de Salvador Mazza”, expresó el mandatario. “Que sea de confianza del gobernador no garantiza nada; Villalba también lo era y vea usted cómo terminó”, reflexionó un vecino. Luego el mandatario remató su escueto discurso en estos términos: “Después ustedes, el pueblo, tendrán que elegir a través del voto en noviembre quién será el intendente, si Villalba u otro ciudadano de esta tierra”. Esto provocó una sensación de desaliento entre quienes no quieren siquiera oír el nombre del depuesto intendente, quien fue criticado por todo el país luego de que personal de la AFIP y de la Policía Federal lo sorprendiera en un prostíbulo de la capital salteña donde se sospecha que se facilitaba la prostitución y la trata. Por último Urtubey ratificó la continuidad de las acciones que se llevan adelante en la comuna, al tiempo que garantizó los puestos laborales de los trabajadores que se encuentran en estado de alerta y movilización porque aún no percibieron los haberes. Lo expresado por Urtubey terminó confirmando las peores sospechas de los vecinos de que el remedio constitucional de la intervención es peor que la enfermedad. Al no habérsele impuesto ninguna restricción, Villalba quedó habilitado para presentarse como candidato en los próximos comicios y recuperar el poder.

Con la decisión de posesionar a la interventora en tiempo récord y en un horario inusual, el gobernador evitó tener que dar la cara frente a los vecinos que se hartaron de Villalba y a los acólitos de éste que hasta último momento trataron de evitar que se concrete la intervención. Los villalbistas se calmaron cuando tomaron conocimiento del tibio contenido de la ley de intervención aprobada por la Legislatura. Villalba les ordenó la retirada de la ruta con la promesa de que el 10 de diciembre él volverá a colocarse la banda de intendente.

Paz social

Junco pidió a los habitantes del pueblo que estén tranquilos y que se terminen los enfrentamientos entre los diferentes sectores de la política. “Vamos a bregar para que la paz social sea uno de los pilares de esta gestión”, dijo.

Tras asumir el cargo, la interventora se abocó a recorrer las instalaciones del municipio para interiorizarse de su funcionamiento. Todos saben que para Junco no será una tarea fácil recomponer el descalabro económico generado por el depuesto intendente, quien fue denunciado en retiradas oportunidades por los delitos de peculado, malversación de fondos, emisión de cheques sin fondos, entre otros. Asimismo, deberá resolver la cuestión salarial y los embargos por deudas que la Intendencia contrajo con distintos proveedores. Se cree que los tres meses y días de gestión difícilmente alcancen para poner las cosas más o menos en orden. Otro hecho no menor es que para llevar a cabo su gestión, necesariamente, deberá negociar con un Concejo Deliberante integrado en su mayoría por adeptos al destituido intendente.

 

Un acuerdo tácito por los votos

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Los dichos de la senadora Vargas, de que la intervención de Salvador Mazza “es para la foto”, se reflejó con claridad meridiana ayer con la meteórica asunción de interventora del municipio. Todo indica que detrás de la decisión de cesar en el cargo a Villalba se oculta un acuerdo que está directamente relacionado con las próximas elecciones. Los observadores sostienen que el Gobernador necesita de los votos del depuesto intendente para que su hermano Rodolfo pueda acceder al Senado de la Nación. En las pasadas internas abiertas Villalba obtuvo más de 4.000 votos que no pueden ser despreciados en una contienda que a todas luces se presenta reñida. La mayoría de esos votos corresponden a ciudadanos con doble nacionalidad, con residencia en Bolivia. Los hechos han demostrado que con ese caudal, Villalba tendría virtualmente asegurado su regreso a la intendencia.
Por eso ayer, el mandatario le dio el visto bueno al repudiado dirigente del Partido Renovador de Salta para que se presente como candidato y pueda recuperar la intendencia de la que ahora lo sacaron por la presión de la gente y por la condena social. Si esto es así, seguramente Villalba irá colgado del saco de los Urtubey y con ello todo quedará en la nada. Y “el pobre infeliz”, como lo calificó el presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Godoy, dejará de serlo.
Lo concreto es que ambos se necesitan porque el objetivo del hombre sorprendido en un prostíbulo de la capital salteña no es solo recuperar el poder, sino posibilitar que su esposa Marilú Flores pueda acceder a una banca como candidata a diputada provincial por el departamento San Martín y que lo propio ocurra con su hija Patricia Villalba, como postulante en primer término en el Concejo Deliberante de Salvador Mazza.
Esta suerte de acuerdo explicaría el motivo por el que los diputados y senadores oficialistas se opusieron tenazmente a que la intervención se haga extensiva al Concejo Deliberante del municipio fronterizo, que está integrado en su mayoría por adeptos a Villalba. Ni los propios representantes del PRS, al que pertenece el exintendente, pudieron torcer la voluntad de cesar en sus cargos a los ediles. En los tres meses de gestión, la interventora Mercedes Junco va a convivir con estos concejales, los que seguramente procederán conforme a las directivas que recibirán de su jefe.
 

 

 

 

 

 

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