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El 18 de agosto concurrí junto a mi hija al Teatro Provincial a ver el espectáculo denominado “Agarrate Catalina” de artistas uruguayos.
Dicho evento comenzó en forma animada, con canciones y chistes que lo hacían entretenido y donde se veía buenos cantantes, buena música y excelente coordinación de movimientos en el escenario.
Grande fue mi sorpresa cuando dos integrantes de esta murga comenzaron a hacer “humor” que iban subiendo de tono en forma alarmante, sobre nuestro Papa, el Papa anterior, la fe y el colmo fue escuchar obscenidades con respecto a la Virgen María y su virginidad entre otras cosas con un lenguaje que me molestó, y me sentí ofendida en lo que considero agravios graves hacia mi religión y a todo lo que representa no solo para mí, sino a la inmensa mayoría católica de esta provincia.
Nos retiramos de la sala en medio de la función, y en el hall, estaban varios espectadores que también habían decidido retirarse.
Pedimos el libro de quejas donde varios de los presentes dejamos por escrito nuestra inconformidad por tan lamentable acto.
Si bien sé que en nuestro país rige “la libertad de expresión”, yo me pregunto hasta dónde es libertad y hasta dónde es injuria, buscar herir al otro, ridiculizar, menoscabar y claramente despreciar la confesión religiosa que profesamos los católicos.
Veo con tristeza que hablar mal de la Iglesia Católica, como institución, de sus sacerdotes y sus fieles, da rédito, lo veo y escucho a diario en radio, televisión y cualquier otro espectáculo artístico que quiere alardear de “progre”. Pero creo que utilizar este recurso tan bajo para llenar una sala es de mediocres, que se olvidan que solo el talento y la calidad hacen un buen espectáculo.
En cuanto al Teatro Provincial, que todos contribuimos a sostener, a los cuales parece no interesarles el impacto que pueden producir en algunas personas, deberían sus funcionarios interesarse en conocer los contenidos de los eventos artísticos que allí se presentan y advertir a los espectadores del tipo de lenguaje vulgar y ofensivo que se va a utilizar, y contra quienes lo van a utilizar, así en próximas presentaciones nos abstenemos de concurrir.
Angélica Mendía
Ciudad