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El cura Grassi ya está preso

Martes, 24 de septiembre de 2013 02:26
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A cuatro años de haber sido condenado a 15 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores, el sacerdote Julio César Grassi quedó preso anoche luego de que el Tribunal Oral Criminal 1 de Morón le revocara la libertad provisoria de la que gozaba desde 2009.
Por unanimidad, los jueces decidieron la detención de Grassi, quien estuvo presente en la audiencia y fue retirado por efectivos de la Policía Bonaerense para comenzar a cumplir la detención en la Unidad 39 de Ituzaingó.
La decisión de enviar al cura a la prisión llegó al final de una larga y agitada jornada judicial, que comenzó a las 9, cuando Grassi fue notificado de un fallo de la Cámara de Casación bonaerense que confirmaba su detención por haber violado las condiciones de su libertad provisoria. El sacerdote tenía prohibido hablar públicamente del caso y las víctimas, pero en octubre de 2011 dio una entrevista en televisión en la que violó la prohibición.
Ese dictamen se sumó al que dictara un día antes la Suprema Corte bonaerense que ratificó la condena de 15 años de prisión por “abuso sexual agravado por resultar sacerdote encargado de la educación y de la guarda del menor víctima”, delito al que se sumó el de corrupción de menores agravada.
A esa hora de la mañana, Grassi recusó a los jueces del Tribunal de Morón por considerar que habían perdido la imparcialidad, y al fiscal Alejandro Varela por “enemistad manifiesta”. También solicitó la suspensión de la audiencia citada para el mediodía en la que se iba a resolver si seguía libre, al considerar que aún quedan apelaciones pendientes (puede recurrir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación).
El Tribunal rechazó ambos planteos y las querellas y el fiscal pidieron la inmediata detención de Grassi por considerar que había peligro de fuga.

Las posiciones

“Dejar a Grassi en libertad es casi colaborar con el delito. Siento vergüenza ante la sociedad de que continúe libre”, sostuvo Varela, quien además recalcó que el religioso se fugó en dos oportunidades a lo largo de este proceso.
Con un discurso vehemente y muy crítico de la fiscalía, Grassi pidió seguir bajo libertad vigilada hasta que el fallo quede firme, y negó que haya amenazado a los testigos. Acusó al fiscal Varela y las querellas de mentirosos, dijo que existió una “campaña mediática” en su contra, y preguntó si querían que fuera a “picar piedras” en vez de “ser útil” a la sociedad asistiendo a la fundación que creó.
En su defensa, Grassi dijo que fue víctima de “una causa armada como la de Candela”, y afirmó: “No tengo rasgos de pedófilo”.
Luego de un receso de casi seis horas en las que el juicio acaparó gran parte de la atención en los informativos televisivos e internet, el Tribunal 1 ordenó la “inmediata detención” del cura tras evaluar que “pesan sobre la cabeza del acusado tres fallos dictados por órganos judiciales y confirmando su culpabilidad”.
“Tenemos la obligación legal que aseguremos los fines de este proceso”, dijo el Tribunal que optó por disponer la “efectivización de la detención”. De este modo, por primera vez después de la condena, Grassi fue encarcelado en cumplimiento de la pena dictada en 2009.
El caso
Grassi está acusado por abuso en perjuicio del joven “Gabriel”, quien habría sido abusado en la Fundación Felices los Niños, “en la mañana de un día sábado o domingo de la última quincena del mes de noviembre de 1996”, y otra el “7 de diciembre” de ese mismo año. Para el Tribunal, Grassi fue responsable del abuso de “Gabriel”, hechos que habrían tenido lugar en la Casa San Juan Bosco de la Fundación, en Hurlingham, y los mismos promovieron una “desviación en la sexualidad aún en formación del menor”.
 

 

Un violador se fugó de esa cárcel

El Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Morón dispuso que el cura Julio Grassi, condenado a 15 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores, sea alojado en la Unidad Penal 39 de la localidad de Ituzaingó, perteneciente al Servicio Penitenciario bonaerense.
Este penal, ubicado en la zona oeste del Gran Buenos Aires, fue habilitado en agosto de 2004 en el barrio San Alberto. El establecimiento está considerado de baja seguridad y, como otros, estuvo envuelto en diversos escándalos.
En agosto de este año, Walter Alberto Brawton, un hombre condenado a 40 años de prisión que gozaba de salidas especiales para visitar a su madre enferma, se escapó “durmiendo” a los guardias con somníferos.
La última estadística del Servicio Penitenciario, en abril de este año, indica que la cárcel tiene 658 internos y 444 no tienen condena firme. Por esta situación, la prisión ofrece varios cursos: panadería, herrería, carpintería y escuelas, entre otros. El régimen es semiabierto.
 

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