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Las palabras dicen más de lo que parece

Martes, 13 de mayo de 2014 01:09
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En una columna anterior abordé idéntico tema y en aquella oportunidad aclaré que el señor Ricardo Soca, un destacado lingista español, es el creador y quien se dedica permanentemente a informar a sus abonados, cada día del año, sobre el significado, etimología e historia de las palabras.

Recuerdo que, además de conocer el significado de un término, es muy interesante saber también su etimología u origen y, en forma especial, su historia. Mediante esta es posible arribar a un conocimiento más profundo de los distintos cambios que se han producido, y se siguen registrando, en la lengua.

Piscina

Cedo la palabra al colega Soca para que nos explique su significado y demás cualidades.

“Esta palabra -corrobora el especialista- llegó sin variaciones desde el latín hasta el castellano, el catalán, el portugués y el italiano, entre otras numerosas lenguas romances, mientras que en francés se adaptó a "piscine'. La voz latina proviene de "piscis', “pez”, de donde se derivaron también vocablos como "pez', "pesca', "piscifactoría', "piscina', "pisciforme' y "Piscis', el signo zodiacal, entre muchos otros. En la Roma de los césares, la piscina era el lugar para tener peces y para nadar, aunque también se dio ese nombre al lugar para lavar el ganado, que en griego se denominaba "probatikós'. Esta última acepción también llegó al español, al punto de que en textos antiguos es frecuente encontrar la expresión “piscina probática”, como, por ejemplo, en Gran Conquista de Ultramar (siglo XIII) (...). En los monasterios medievales, la piscina era el lugar donde los monjes criaban peces para su alimentación, pero también solían nadar en ella. En el "Vocabulario eclesiástico' (1499), de Rodrigo Fernández de Santaella, se lee: “Y esta alberca se llamo natatoria por contrario. porque tenia tan poca agua que no era abile a nadar. E piscina tanbien por contrario porque no tenia peces segun algunos”. En algunos países hispanohablantes se suele usar más "pileta' y "alberca' que piscina”.

Para nosotros, como todos sabemos, la dicción "pileta' es la más adecuada para nombrar esa realidad. Sin embargo, en la actualidad no nos resulta extraña la versión "piscina', puesto que nos ha llegado de la mano de la televisión y de internet; así también entendemos el significado de "alberca' cuando miramos y escuchamos la televisión mexicana.

Cuarenta años atrás esta situación hubiera sido distinta. De hecho, por ejemplo cuando escuchábamos esta u otras palabras utilizadas en distintos lugares hispanohablantes, por lo general no las entendíamos y teníamos que consultar un diccionario, o bien a algún conocedor en la materia. Por ejemplo, "pololo' y "pololear', del vocabulario chileno, y "coger', por “tomar o agarrar algo”, dicción que es normal escuchar en España y otros lugares donde se habla español, no los interpretábamos correctamente y era preciso consultar. Hoy, en la época de la globalización ya no tenemos el mismo problema, gracias a la asidua interacción que realizamos con gente de los más diversos países, ayudados tanto por el teléfono celular, como por las diferentes redes sociales que nos unen.

Programa

“Del griego y del latín "programma', a través del francés "programme', significa hoy “declaración por escrito de lo que se proyecta hacer”. Las palabras griega y latina denotaban “anuncio público, temario”, derivadas del griego "prographein', “anunciar públicamente por escrito”, formado por el prefijo "pro-', “antes de”, y "graphein', “escribir”. Veamos aquí un ejemplo de su empleo en la “Vida de Carlos III” (1898), de Carlos Gutiérrez de los Ríos: “Tanto en Londres como en París fue muy bien recibida la noticia de esta pretendida victoria; pero cuando llegaron posteriores y más verdaderos detalles del programa, se cambió el regocijo en crítica, dolor y sentimiento”. Esta palabra apareció en la primera edición del diccionario de la Academia, aunque definida apenas como “nombre cuyas letras deben combinarse para hacer un anagrama”', pero en la edición de 1822, ya se admitía también el término "programa'”.

Fetiche

“A partir del participio pasivo de hacer, "hecho', se formó la palabra "hechizo' en español hacia fines del siglo XV, como “artificio supersticioso de que se valen los hechiceros”, según definía el “Diccionario español-latino”, de Antonio de Nebrija.

"Hechicero', palabra también formada a partir de "hacer', ya aparecía registrada en nuestra lengua desde “Calila y Dimna”, un libro de cuentos anónimo traducido del árabe por iniciativa de Alfonso X. "Hechicero' y "hechizo' pasaron al portugués como "feiticeiro' y "feiti‡o'. Esta segunda palabra portuguesa llegó luego al francés como "fetiche'; más tarde, al inglés como "fetish'. En ambas lenguas denomina objetos de hechicería africana, tales como amuletos y talismanes, y finalmente, reingresó al castellano con este significado, bajo la nueva forma "fetiche'. Jugando con el carácter mágico de los fetiches, el filósofo alemán Karl Marx adoptó la palabra para referirse al fetichismo de la mercancía, por el cual, según él, un producto manufacturado oculta las relaciones de trabajo bajo las cuales fue producido. Más adelante, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, retomó la palabra "fetiche' para referirse a ciertos fenómenos observados en su práctica clínica, en los cuales el interés sexual de algunos pacientes aparecía desplazado hacia objetos vinculados a su objeto sexual, tales como prendas de ropa, mechones de cabello, etcétera”.

Pirámide

Una hoguera o pira -en griego, "pyr, pyrós', refiere el autor antes citado para explicar el significado y la etimología de la palabra "pirámide'- forma el sentido básico de la voz con la que se identifica a esas maravillosas y antiquísimas construcciones en Egipto. Comienzan en el suelo por una enorme base y, poco a poco, se estrechan hasta terminar en algo parecido a una punta, tal como sucede con una hoguera. Gracias a esta comparación, los griegos denominaron "pyramís, pyramidos' al poliedro regular cuyas caras convergen hacia un punto común llamado vértice.

 

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