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El rendimiento del Seleccionado argentino generó un revuelo mediático que incluyeron críticas externas, una pelea de vieja data entre Diego Maradona y el presidente de la AFA, Julio Grondona, y un “tiro por elevación” de Angel Di María a los periodistas.
Superado el debate en torno al esquema táctico conveniente para el equipo, la falta de respuestas futbolísticas dio paso a opiniones diversas. Di María sorprendió cuando aseguró que Argentina no jugó mal en el partido que le ganó a Irán 1 a 0. El futbolista de Real Madrid atribuyó el funcionamiento deslucido a la imposibilidad de jugar contra rivales que “se meten con sus once jugadores atrás”. No quiso polemizar con Maradona, que en su programa “De Zurda” consideró que el equipo de Alejandro Sabella “no encuentra el rumbo” desde su debut en la competencia ante Bosnia. “No tenemos movimientos arriba y eso cansa a (Lionel) Messi. Si no era por Lío y (el arquero Sergio) Romero, no ganábamos”, consideró Diego.
Grondona, por su parte, interpretó que la victoria en el Mineirao de Belo Horizonte fue posible porque “se fue el mufa (persona que atrae la mala suerte)”, en alusión al exjugador y técnico del Seleccionado. Frente a la estigmatización hecha por el mandamás de la AFA y refrendada por su hijo Humberto en Twitter, el Diego no se anduvo con eufemismos. “Pobre estúpido”, sentenció el “10”.
Ajeno a esa polémica, y sin consonancia con Di María, Messi admitió que los futbolistas argentinos no demostraron en los dos partidos jugados “todo lo que se puede dar”. Pero el que mostró mayor autocrítica de todos y se mostró más sensato dentro del aluvión de declaraciones cruzadas, fue Javier Mascherano. “Con esto no alcanza. Messi te puede ganar un partido con una jugada, pero en un Mundial no te podés quedar con eso”, sentenció.
En medio de tanto ataque y contraataques discursivo, el fútbol de Argentina, como el de otros aspirantes a la corona, brilla por su ausencia en Brasil.