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¿Qué significa llegar a la final de la Copa del Mundo? Quiero decir... ¿qué significa para los argentinos llegar a esta instancia? No sé. No sabemos. Ni buscando un punto de objetividad inalcanzable, en ese rincón oscuro de equilibrio, podríamos obtener una respuesta sensata, una luz que ilumine tanta incógnita. ¿Qué significa?
Desde aquí, desde este pequeño rincón del mundo donde un grupo de periodistas mide el pulso de la gente día a día, decimos que es prácticamente imposible. Solo nos queda sufrir y disfrutar como cualquiera de los 40 millones de argentinos. Con angustia, con garra, con corazón; como si se tratara de una redención que nos sumerge en un sueño de felicidad, sin tristeza, sin encono. Todos juntos.
Los pasillos del día a día se tornan en brazos interminables, en emoción y en lágrimas. No hay nada más. Entonces aparece el Tano Oieni, quebrado, llorando como un niño después del penal de Maxi Rodríguez. Lo miramos, lo abrazamos y lloramos con él. En los pasillos de Limache todo es felicidad y Oieni no puede contener las lágrimas. Le brotan desde la humildad. Dale Tano: decime qué se siente... explicame. “No sé. Quiero un café...”, y se vuelve a quebrar. No lo sabemos, pero tampoco nos importa. Tenemos una oportunidad de ser felices y la vamos a aprovechar...