Al Poder Judicial corresponde, por mandato constitucional, dirimir conflictos, decidir y hacer cumplir lo decidido, en definitiva: impartir justicia en nombre del pueblo. Su jerarquía constitucional es idéntica a las del poder ejecutivo y del legislativo pero su origen es anterior. El Estado nace bajo la noción o necesidad de proveer a las comunidades de un juez imparcial que resuelva los conflictos que lógica e inevitablemente surgen de la vida social. Mas tarde aparece el órgano legislativo como parte del estado y mucho más adelante aparece la figura de poder ejecutivo (originalmente bandidos que acosaban y esclavizaban comunidades libres bajo el pretexto de asegurarles el progreso económico y protegerlas de otros bandidos).
El Poder Judicial es el más importante de los tres poderes. De él depende la libertad de los inocentes y la prisión de los culpables; el respeto por la propiedad privada y el cuidado de la honra de las personas; la correcta reparación de los daños injustos y el castigo a los violentos. Y también el control de los actos de los gobernantes y los legisladores y el juzgamiento del funcionario.
Los gobiernos autoritarios intentan anular al Poder Judicial, sea desprestigiándolo y minimizándolo como poder del Estado o abusando de la atribución que la Constitución les da para nombrar a los jueces. El gobierno actual fue "capturando" paso a paso todo lo que podía molestarlo. 2007 y 2008 fueron dedicados a capturar voluntades con subsidios y prebendas. 2009 y 2010, a convertir el Congreso de la Nación en una sede partidaria. En 2011 le tocó al sector productivo, que sucumbió a manos de la AFIP. El año 2012 fue testigo de cómo se silenciaban la mayoría de los medios de comunicación, atraídos por la billetera gorda del ministerio de Economía. 2013 fue el año dedicado a desprestigiar y capturar silenciosamente los organismos de control y 2014 es el año en que procura avanzar sobre el Poder Judicial. Los jueces lo saben. "El Poder Judicial está unido para enfrentar a cualquier viento fuerte que aparezca". Las palabras del Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación hicieron temblar las paredes del Centro de Convenciones mendocino. Lo dijo después de responder planteos de intromisiones del gobierno sobre la labor de los jueces. En la justicia se debaten cuatro temas candentes de la realidad argentina: el procesamiento del vicepresidente, los haberes de los jubilados, la investigación por lavado de dinero y las adjudicaciones de obras en Santa Cruz. Algunos jueces son valientes y están dispuestos a enfrentar las presiones, pero saben que denunciar sin pruebas es inútil y perjudicial para el sistema. No será fácil para nadie.
La captura del Poder Judicial es la batalla final. Si el gobierno consigue superar este escollo habrá ganado la guerra y el resonante "vamos por todo" será una realidad. Por muchas razones, pero dos en especial:
* Con jueces "amigos" o "amenazados" evitan ser controlados ahora y en el futuro
* Provocan temor en la oposición a ser perseguidos por una "justicia" oficialista.
¿Es posible capturar al Poder Judicial en Argentina y en Salta?. La respuesta lamentablemente es afirmativa, y explicaremos el porqué. El sistema judicial argentino sustenta su funcionamiento en la persona del juez y, según el tipo de proceso, en la del fiscal. Especialmente en la independencia y capacidad de ambos. En esto nos parecemos más al sistema continental europeo que el sistema anglo-sajón. Este último basa su funcionamiento en una variedad de factores que incluyen la labor del abogado de parte, de los peritos, las reglas de cada proceso e incluso cierta incidencia del ámbito legislativo. En el sistema argentino los jueces y los fiscales conducen los procesos. Si capturan a los jueces, capturan al sistema. La posibilidad de adoptar una decisión "justa" en cada caso (de eso se trata), depende de la libertad con que actúen y del conocimiento del Derecho que tengan. En el sistema inglés y norteamericano, esa libertad está protegida por la actividad de los abogados litigantes, quiénes actúan durante los procesos con tantas potestades que son custodios de la independencia y verdaderos partícipes de la decisión final. En Argentina los jueces deciden solos... pero deben cuidarse solos también.