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Palomitas: cómo se vivió en la cárcel la noche en que fusilaron a 11 presos políticos

Lunes, 07 de julio de 2014 01:04
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Pablo Outes intuyó el final. “No nos trasladan, nos llevan”, le dijo a su compañero de cárcel, Mario Belsuzari. No se equivocaba. Esa noche, la dictadura lo fusilaría junto a otros 10 presos políticos del penal de Villa las Rosas a los que les habían dicho que los derivarían a Córdoba. Ayer, 38 años después, hubo pedidos de memoria, justicia y reivindicación en el lugar donde se produjo la denominada masacre de Palomitas.

El 6 de julio de 1976, un grupo de militares retiró a seis hombres y cinco mujeres que estaban alojados en la cárcel de Salta para, supuestamente, reubicarlos en una penitenciaría de Córdoba. Pero al llegar al paraje Pamolitas, a unos 50 kilómetros de Salta Capital, los hicieron bajar del vehículo y los acribillaron a balazos.

Outes, un exdiputado radical que había impulsado una proyecto para que la educación fuera laica y había trabajado en el diario El Intransigente, estaba preso desde el año anterior en Villa las Rosas.

“Él ya sabía lo que estaba pasando. Le dije lo que se le puede decir a un amigo en un momento así. Ya no recuerdo las palabras. Es de las mejores personas que conocí”, contó ayer Mario Belsuzari al costado de la ruta 34, en el lugar de fusilamiento, donde familiares y amigos recordaron a las víctimas con un acto.

Outes y Belsuzari, que también era preso político, habían compartido meses torturas psicológicas. “En una época nos tenían encerrados en la oscuridad. Apenas nos dejaban salir para lavarnos un poco. No sé por qué ese día no me llevaron a mí. Le podía haber tocado a cualquiera”, sostuvo.

Nora Leonard, otra militante que estaba detenida con su hermana en un pabellón de mujeres cuando llegó la orden de llevarse a 11 presos políticos, recordó el miedo que la paralizó en ese momento.

“Yo estaba sentada cerca de la puerta de entrada. Pude ver el despliegue de los militares con armas. A ella se la llevaron. Yo me quedé dura. No pude ni despedirme”, relató la mujer ayer, en el homenaje.

Un mes después, se enteraría de que a su hermana, Celia Leonard de Avila, la habían asesinado. “Me lo contó mi padre en una visita. Tuve que apoyarme en mis otras compañeras para salir entera”, aseguró.

Diferentes testimonios coinciden en que la noche de la masacre se apagaron todas las luces de la cárcel. En los pasillos, la orden era que los presos salieran “con lo puesto”, pese a que supuestamente los estaban llevando a otro penal.

La mañana del 6 de julio de 1976, el exjefe del Ejército en Salta, Carlos Alberto Mulhall, le había informado al director de la penitenciaría, Braulio Pérez, que habría un traslado de internos, sin darle los nombres.

“Quería ver el lugar”

Eleonora Oglietti vio a su hermano Roberto por última vez entre las rejas de Villa las Rosas cuando ella tenía 13 años y viajó a Salta con su mamá para visitarlo. Tiempo después, llegaría un certificado de defunción a su casa de Ituzaingó, en Buenos Aires, y la versión oficial de que había muerto cuando lo llevaban a Córdoba y se produjo un enfrentamiento “con subversivos” que trataron de liberar a los presos políticos.

“Él se había venido a estudiar a Salta. Mi papá reconoció sus restos cuando volvió la democracia. Lo identificó por los dientes. Lo habían enterrado en un cementerio de Jujuy. Para mí esto era una deuda. Quería ver el lugar”, sostuvo Eleonora, que actualmente vive en Córdoba y estuvo ayer por primera vez en Palomitas.

Pablo Outes, Celia Leonard de Avila, Benjamín Leonardo Avila, Roberto Oglietti, Amaru Luque de Usinger, Rodolfo Usinger, María del Carmen Alonso, Georgina Droz, José Povolo, Alberto Zavransky y Evangelina Botta de Nicolai fueron las víctimas de la masacre por la que tres militares y dos jefes policiales fueron condenados a prisión perpetua en los últimos años. Aún está abierta una parte de la investigación que debe determinar las responsabilidades de otras autoridades provinciales en el crimen.


LA CRUZ RECUERDA LA FECHA DEL FUSILAMIENTO.

 

Condenados a prisión perpetua 

Por la masacre de Palomitas fueron condenados a prisión perpetua militares y jefes policiales, si bien falta cerrar una etapa de la investigación en la que debía juzgarse la responsabilidad del exteniente coronel Joaquín Cornejo Alemán, que murió hace días.

En diciembre 2010, la Justicia Federal de Salta condenó a prisión perpetua al exjefe del Ejército en Salta, Carlos Alberto Mulhall, el exjefe de la Policía de la provincia, Miguel Raúl Gentil, y al coronel retirado Hugo César Espeche.

Durante el proceso judicial, los encontraron penalmente responsables de once homicidios agravados por alevosía.

A fines de 2011, en otro juicio, la Justicia Federal dictó prisión perpetua para el comisario general retirado Joaquín Guil y el exjefe del Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez. El fallo los consideró “coautores mediatos de la masacre” de los once presos políticos. La misma sentencia ordenó a 20 años de cárcel para el exagente del Servicio Penitenciario de Salta, Juan Carlos Alzugaray.

En una nueva etapa de la investigación, aún debe determinarse el grado de responsabilidad de otras autoridades de la cárcel provincial y del exteniente coronel Joaquín Cornejo Alemán, que murió el miércoles por un cáncer de pulmón.

El exmilitar ya había sido condenado a prisión perpetua en diciembre de 2013 por la desaparición del soldado Víctor Brizzi, entre otras víctimas. En julio de 1976 se desempeñaba como segundo jefe del destacamento de exploración de caballería número 141, en Salta capital. 

La versión oficial que dieron los militares a los familiares de las víctimas de Palomitas era que habían muerto en un “enfrentamiento”, cuando guerrilleros habían tratado de liberarlos durante un traslado. Pero la Justicia comprobó que fueron fusilados.

Las víctimas
 

Celia Leonard de Avila. Fue 
fusilada junto a su marido. Tenía 
34 años. Militaba en el ERP. Era 
maestra y tenía cuatro hijos. 


Benjamín Leonardo Ávila. Fue 
asesinado junto a su mujer, Celia 
Leonard. Tenía 39 años. Era 
vendedor y militante del ERP.
 

Amarú Luque de Usinger. Fue 
fusilada junto a su esposo. Tenía 
26 años. Era de Santa Fe. 
Militaba en Montoneros.
 

Rodolfo Usinger. Fue asesinado 
con su mujer, Amarú Luque. 
Tenía 27 años. Era técnico. 
Militaba en Montoneros.
 

Evangelina Botta de Nicolai. 
Tenía 30 años. Era santafecina 
radicada en Salta. Era psicóloga y 
militante del ERP. Tenía un hijo.


María del Carmen Alonso. Tenía
39 años. Era salteña y trabajaba
como arquitecta. Era militante 
del ERP y tenía dos hijos.

 

Georgina Droz. Tenía 35 años. Era
santafesina y licenciada en Ciencias
de la Educación. Integraba Montoneros.


Pablo Outes. Tenía 49 años y tres hijos.
Era salteño y exdiputado por el radicalismo.
Trabajó en el diario El Intransigente.


José Povolo. Tenía 28 años.
Trabajaba como comerciante
y era militante del ERP cuando lo detuvieron.


Roberto Oglietti. Tenía 21 años. Era
de Buenos Aires y estudiaba Ciencias
Naturales en la UNSa. Militaba en el ERP.


Alberto Simón Zavransky. Tenía 32 años.
Era tucumano, médico y tenía dos hijos.
Estaba entre los militantes de Montoneros.



Eleonora Oglietti llegó ayer por primera vez al paraje Palomitas, donde fusilaron a su hermano Roberto. La familia es de Buenos Aires pero él había venido a estudiar a la provincia, donde lo detuvieron por su militancia política.
“Recuerdo que mi mamá le mandaba encomiendas con comida y él la repartía en las villas porque no entendía cómo podía haber chicos que sufrieran. Recién cuando salió el Nunca Más pude saber lo que había pasado con él”, aseguró.


Berenice Luque perdió en la masacre de Palomitas a su hermana Amarú Luque de Usinger, una joven psicóloga de Santa Fe que se había radicado en Salta y militaba en Montoneros.
La familia logró recuperar los restos de Amarú tres años después del fusilamiento. Hace un mes, Berenice conoció el lugar donde acribillaron a su hermana y ayer volvió para el homenaje a las víctimas. “Es muy fuerte enfrentarse a esto. Ella era una mujer que se entregaba a todo o nada”, señaló.

 

Mario Belsuzari es un expreso político que convivió con las víctimas de la masacre de Palomitas en la cárcel de Villa las Rosas.
“No sé por qué ese día no me llevaron. Podría haberle tocado a cualquiera”, dijo ayer, en el acto que se hizo para recordar a las 11 personas que fueron fusiladas.
Belsuzari se identificaba con el Frente Antimperialista por el Socialismo y tuvo que exiliarse cuando salió del penal. “Esto nos dejó secuelas físicas y psicológicas a los que sobrevivimos”, sostuvo.


“El recuerdo más contundente que tengo de mi madre es de cuando yo tenía cinco años y la visité en el penal de Villa las Rosas. Estaba presa desde 1975 y, después del golpe de Estado, no pude volver a verla”, contó Emiliano Nicolai, hijo de Evangelina Botta, una de las mujeres acribilladas a balazos el seis de julio de 1976 en el paraje Palomitas.
Emiliano estuvo ayer en el acto que se hizo para recordar la masacre. “Para que haya justicia falta capturar a los militares prófugos que tiene el país”, manifestó.


Nora Leonard perdió a su hermana Celia en la masacre de Palomitas. Las dos estaban detenidas en la cárcel de Villa las Rosas cuando llegó la orden de “trasladar” a 11 presos políticos que luego serían fusilados por un grupo militar.
“Todos los aniversarios son un momento de conmoción, pero veo que vamos creciendo. Ahora falta la causa Palomitas III, que está en etapa de investigación”, dijo ayer, en el acto que organizó en el lugar del crimen la organización Lucrecia Barquet para recordar a las víctimas.

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