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La alarma que dieron las autoridades hospitalarias por la aparición de un parásito en la red de distribución del servicio es preocupante, aunque los responsables de Aguas del Norte opinen lo contrario y pretendan dilatar las soluciones con estudios bioquímicos que fueron solicitados al Instituto Malbrán.
Pero lo cierto es que, sin estudios en profundidad y con la sola recurrencia de decenas de casos de vómitos, cólicos y diarreas, sobre todo entre los niños y pacientes inmunodeprimidos, los profesionales médicos del Hospital Juan Domingo Perón lanzaron la advertencia hace al menos cuatro semanas atrás.
La alarma se despertó en el hospital cuando comenzaron a recibir una sucesión de pacientes con estos síntomas. A partir de ese momento, iniciaron una campaña específica que, aunque no tuvo difusión masiva, pretendía evitar los cuadros de deshidratación en niños de corta edad, en adultos mayores y con especial énfasis en personas inmunodeprimidas, en cuyos organismos el parásito podría provocar consecuencias de mayor gravedad.
Por su parte y sólo después de que los casos de contaminación se conocieran públicamente, la empresa estatal emitió recomendaciones a la población el miércoles pasado, para que la gente comience a hervir el agua de la red antes de consumirla.
Es de suponer que mientras avanzan los estudios y tratan de ubicar el foco infeccioso, estas medidas serán paliativas a la espera de una solución de fondo. Nadie podría imaginar, por ejemplo, a los chicos en las escuelas tomando agua previamente hervida de un bebedero. En estas circunstancias y pese a que el frío de estos días dio una tregua y provocó una caída en el consumo, la recomendación de Aguas del Norte resulta tan provisoria, como insostenible en el corto tiempo.
Todo el esfuerzo parece estar direccionado ahora a la limpieza de las redes, la desinfección de las plantas y el cambio de filtros. Detectar el foco de la infección es un tanto más complicado aunque hay sospechas de que el Río Tartagal, una de las fuentes de captación, podría tener el parásito en una laguna.
Esta situación se ha descartado en el dique Itiyuro, que es el otro reservorio para la provisión del líquido destinado al consumo humano.
Por otro carril avanza el descontento de los usuarios del servicio, potenciado ahora por la parasitosis detectada. Es que los vecinos de Tartagal vienen desde hace años aguardando una solución definitiva para los problemas de calidad y cantidad de agua potable en el suministro.
Estos últimos días hubo algunos incidentes con usuarios que se acercaron a protestar en las oficinas que la empresa posee en la ciudad capital del departamento San Martín. No hubo mayores inconvenientes, pero la mala calidad del servicio se ha profundizado y la sensación es que de no haber sido por la advertencia sanitaria, la empresa nunca podría haber detectado y actuado en forma preventiva.
La provisión volvió a caer en las últimas horas y se supone que esto se debe a que ante la sospecha del parásito en las aguas del río Tartagal, cerraron esa fuente de captación y quedaron solo con la provisión del Itiyuro, un emblemático dique sedimentado cuya mejora y optimización se incluyó en el famoso Fondo de Reparación Histórica.
Es legítimo recordar, y que la población también lo haga, que dentro de estas obras anunciados desde 2011, se contempló
"optimización de las plantas potabilizadoras Itiyuro del Dique El Limón", obra presupuestada en 50 millones de pesos inicialmente.
También dentro del F.R.H. y para mejorar el servicio de agua para los habitantes, estaba prevista la ejecución de un acueducto Yacuy- Tartagal con el objeto de optimizar la conducción de los caudales de pozos, con un presupuesto de 6 millones y medio.
Otra de las obras que contempló el fondo fue una nueva captación y acueducto en Arroyo Capiazuty para contar con una fuente adicional de agua y mayores caudales, con una inversión de mas de seis millones de pesos.
Con tal inversión es necesario saber si las obras están cumpliendo con el objetivo propuesto.