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Durante la convocatoria juntaron firmas para dar curso a un proyecto nacional para que lo bebés que fallecen no sean registrados como NN, sino con el nombre que sus padres le quieren dar y sus apellidos. La segunda iniciativa fue promover una ley provincial "para que a las mujeres embarazadas se les pida, como control, el análisis de la trombofilia. Esa es una de las primeras causas por las que las mamás pueden perder sus embarazos", explicó Marcela Tamayo, coordinadora del grupo en Salta.
Belén, una vecina de la ciudad, le contó su experiencia El Tribuno: "Perdí mi bebé cuando tenía tres meses de embarazo. Resulta que tengo trombofilia y ahora estoy en tratamiento. Todo requiere de paciencia". Para Gladys, encontrar el grupo fue la posibilidad de sobrellevar la pérdida de su bebé, el que perdió dos semanas antes del parto. "Siento que me ayuda este espacio porque estoy en contacto con mujeres a las que les pasó lo mismo. Eso te pone en una situación de igualdad que te ayuda". Pablo Gutiérrez asistió por primera vez al lugar junto a su esposa y su hija más chica. "Perdimos a nuestra hija en 2012 con ocho meses de gestación. Superamos el momento aferrándonos a la fe y a la familia. Por todo eso es que estamos aquí", afirmó. Mariela, colaboradora del grupo hace un año, aseguró: "Hablar de la pérdida de un hijo en el embarazo, en el parto o después, sigue siendo un tema tabú". Comentó que asistir a las reuniones ayuda a que "uno no se sienta sola".