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Laberintos humanos. Algo anda mal.

Miércoles, 14 de octubre de 2015 00:30
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Laberintos humanos. Algo anda mal.

Estábamos de regreso en mi casa cuando volvimos a escuchar la voz del ser verde fosforescente, aunque sin verlo. Vean muchachos, nos dijo. Todo lo que necesito saber es a quien se le ocurrió esto de los laberintos humanos, y al decirlo se apareció delgado y de tres brazos para ver que me miraban.

El ser verde fosforescente pareció decepcionado y preguntó quién era entonces el abuelo virtual. Lo miramos a Armando, dijo que entonces el Varela debía ser a quien estaba mirando, y aunque no le veíamos una cara para saberlo, supimos que lo miraba al Varela. Entonces algo anda mal, nos dijo.

Pensé que se trataba de una excusa para desaparecer, como si ese trabajo, que alguien en alguna parte del universo le había encargado, ya lo estuviera aburriendo. Nosotros, por nuestra parte, más que aburridos estábamos desconcertados. ¿Qué era todo aquello que nos estaba sucediendo?

Entonces el ser verde fosforescente alzó sus tres largos brazos y su discurso volvió a evaporarse, dejamos de entenderlo y en el acto, como si se tratara de lo mismo, empezamos a dejar de verlo. Tardamos unos minutos en comprender que de él ya no quedaba ni siquiera el murmullo y Armando encendió la radio, donde sonaba una cumbia.

No hay nada como estos sones de todos los días para conjurar las cosas extrañas que suceden en esta ficción, dijo tarareando la melodía que alentaba a mover la cintura hasta tocar el suelo con las cachas. No imaginamos que Armando pudiera hacerlo, pero de todos modos era más creíble que el ser verde fosforescente.


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