Una diferencia sustancial marcan los comicios legislativos de esta jornada con la expectativa y las especulaciones de la elección presidencial.
Más allá de un posible balotaje que dirimirán dos candidatos a presidente, estas elecciones serán también la llave que abrirá la puerta de un nuevo esquema legislativo nacional.
Elegir un presidente es un hecho histórico que nos hace parte de la República y nos conduce hacia el próximo paso en la reconstrucción permanente de la sociedad, pero no es menos importante la elección de los legisladores nacionales que representarán la voluntad del pueblo en sus mayorías y minorías.
Para el caso de Salta, la definición de diputados nacionales llega en forma casi tangencial a estos comicios, en los cuales la expectativa está lógicamente centrada en quién será el próximo presidente de los argentinos.
Pero no habrá balotaje para la categoría legislativa y en ellos el electorado deberá depositar la confianza para encarar los desafíos de un nuevo ciclo que, indefectiblemente, deberá asimilar los cambios propios de la etapa política que se inicia.
Es importante considerar entonces que quienes resulten electos para conformar un nuevo Congreso con representación del oficialismo y la oposición, deberán tener muy en claro las actuales circunstancias en el traspaso de mando.
Existe un pensamiento más o menos unificado en cuanto al "cambio con continuidad" que los aspirantes presidenciales han planteado en la campaña. Sus respectivos candidatos a legisladores han seguido fielmente esa línea.
Pero el mensaje hacia el electorado ha sido vacío, con pocos argumentos. Solo se han limitado a mantener ese pensamiento vertical de la conveniencia política en tiempos de campaña, sin pensar demasiado en los intereses del pueblo en su conjunto. Y eso es muy parecido a lo que viene ocurriendo hasta ahora en las sesiones del Congreso.
“Elegir a un presidente es un hecho histórico que nos hace parte de la República y nos conduce hacia el próximo paso en la reconstrucción permanente de la sociedad”.
Los cambios
Salta renovará cuatro bancas en la Cámara de Diputados: Susana Canela, José Vilariño, Pablo Kosiner y Bernardo Biella. El oficialismo pondrá en juego las tres primeras y los cálculos indican que será muy difícil mantenerlas.
Pablo López, Evita Isa y Guillermo Durand Cornejo tienen dos años más al frente de los escaños que les corresponden a esta provincia.
Hablar de la tarea legislativa de cada uno de ellos en un momento como éste resulta impropio, pero es un buen ejercicio mental reconocer que muchos de los reclamos de los salteños no han tenido eco en el Congreso Nacional, especialmente en los diputados alineados al oficialismo.
Las diferencias impositivas, las regalías, las obras de infraestructura, los planes de fomento a la industria, la generación de trabajo genuino, los reclamos de la producción, son solo algunas de las materias pendientes que los legisladores salteños le deben a la provincia.
De nada sirve tener representantes que por obediencia política descuiden estas necesidades y, mucho menos, en un momento de inflexión histórica como el que se avecina.
La concentración de poder tiene mucho que ver con el juego de los intereses del gobierno de turno y la representatividad, inevitablemente, es una cuestión de números que involucra a las mayorías y minorías, más allá del color político de un resultado presidencial. Pero solo este último depende de las reglas de juego del balotaje.
Los argentinos estamos llamados a las urnas una vez más y se espera una alta concurrencia de votantes no solo por lo que significa el cambio en la figura presidencial, sino también por la certeza del fin de un ciclo.
Más allá de cualquier resultado, es importante tener en cuenta que la conformación del nuevo Congreso será determinante para el gobierno que viene, no solo por su correspondencia u oposición al oficialismo, sino porque será allí donde se sustenten las bases representativas para iniciar una nueva etapa y con otros matices democráticos.