Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
11°
11 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos humanos. El engaño

Miércoles, 28 de octubre de 2015 00:00
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Laberintos humanos. El engaño

La niña nos explicaba, paradita delante de sus padres, que su perrito les dijo que terminarían con nosotros cuatro porque queríamos acabar con los perros, y que luego volvería la normalidad. Nos dijo que ya habían acabado con decenas asesinos de perros, unos pocos desalmados pero que los perros no les harían nada a ellos porque los amaban.

Comprendimos que ese engaño sucedía en cada casa, que en cada hogar las mascotas retenían a sus dueños mientras veían por las ventanas como las jaurías exterminaban a toda la humanidad, de grupito en grupito, y así nos vencían dividiéndonos, y cuando la niña, con toda su inocencia, nos develaba el secreto de tanta ausencia de gente por las calles, su pichicho apareció a sus espaldas.

No caminaba en cuatro patas, aunque era pequeño y enrulado, sino alzado en sus cuartos traseros, y con voz de amo la reprendía: ya te dije que no hablaras con ellos, que son malos. La niña nos miró a nosotros y miró a su perrito, sus padres nos miraron y miraron al perrito y la niña corrió hacia su mascota para alzarla.

¡No la van a matar!, nos gritó entre llantos y así vimos como los perros, evolucionados hacia lo más desalmado de la superioridad, empleaban estos métodos atroces para aniquilar a la humanidad. Lograrían primero terminar con los vecinos, luego impedirían que los hijos defendieran a sus padres hasta que no quede una sola persona sobre la tierra.

Nos vencían recurriendo a ese sentimiento tan bastardeado como lo es el amor, tema de cuanta canción tenga éxito en las radios.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD