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Deuda externa

Martes, 10 de noviembre de 2015 19:00
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Deuda externa

¡Buen día! Deuda externa...¿deuda eterna? Algo más que un juego de palabras, por desgracia. Cuantos más años pasan, la deuda internacional de los países pobres aumenta cada vez más, y sus posibilidades de cancelarla cada vez son menores.
Lamentablemente, en las transacciones internacionales la ley de la oferta y la demanda se aplica tan rigurosamente como en el viejo capitalismo salvaje del siglo pasado. Los valores éticos no cuentan, y sólo se los reclama cuando conviene a los intercambios comerciales. La solidaridad, tan retóricamente enunciada, en los hechos concretos no cuenta. Tampoco el hombre, ni los pueblos.
No debe extrañarnos entonces que la iglesia haya vuelto repetidas veces sobre el tema, exigiendo un cambio de mentalidad, sobre todo en los capitales –son capitales, más que países- acreedores.
En la cumbre mundial sobre desarrollo social (11 y 12 marzo 95) celebrada en Copenhague (y precedida por un encuentro de delegaciones nacionales los días 6 al 10), la Santa Sede hizo llegar su voz sobre aspectos puntuales de la pobreza en el mundo. Uno de ellos fue precisamente el de la deuda externa.
Mons. Diarmuid Martín, jefe de la delegación vaticana a la conferencia, dijo al respecto.
"No hemos alcanzado todavía un acuerdo completo sobre el modo como se ha de afrontar finalmente esta cuestión. Sin embargo todos conocemos la historia de la situación de la deuda internacional actual. Es una historia con un comienzo específico, en circunstancias económicas particulares. Hemos reconocido que esta historia no sólo se ha caracterizado, entre otros aspectos, por un gasto irresponsable, sino también por un préstamo irresponsable. Precisamente porque esta situación ha tenido un comienzo particular, hemos de preocuparnos por llegar rápidamente a una conclusión definitiva. Hay que aplicar inmediatamente las condiciones más accesibles para que se restablezcan las pautas normales de crédito, préstamo e inversiones, especialmente en la esfera social. La solución del problema de la deuda internacional es una cuestión económica, pero también política. Seguramente podrá hallarse...".

¡Hasta mañana!

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