Volver a la vida sin tener con qué parar la olla

"Ahí viene mi ángel", dice Roberto Barrionuevo y se ríe, aunque el barbijo le cubre la sonrisa. Sentado, agarrándose la herida que le atraviesa el costado, lo señala a su hermano, Daniel Barrionuevo. Él le donó un riñón hace 10 días. Roberto tiene 38 años y es el segundo trasplante que recibe en su vida. El primero fue hace 10 años y también se lo donó uno de sus hermanos mayores, Miguel. A días de la operación, superando los controles, Roberto, su esposa Flora y su hermano Daniel ven el panorama incierto. "Los medicamentos y la estadía lo cubre la obra social, pero tengo una dieta estricta y no la puedo cumplir porque no tengo con qué comprar. Anoche mi cena fue mate cocido", contó el hombre oriundo de Pichanal. Con su esposa se desprendieron de sus tres niños, Santiago (14), Mirco (9) y Benjamín (6) desde el 20 octubre. "El próximo martes tengo control con el médico. Si todo está bien, podremos volver a Pichanal una semana. Quiero ver a los chicos", contó Roberto. De solo decirlo se le ilumina la mirada.
La situación de la familia no es sencilla. Roberto es empleado municipal en planta desde agosto de 2005. "Ganaba $1.300 y desde marzo se me fue a $3.100. No nos alcanza, tenemos tres niños", contó Flora. Ella es docente y sostén económico de la familia. "Además de dar clases, los fines de semana hago empanadas, cosas dulces o lo que pueda para llevar un peso más a mi casa. Tenía el aval del intendente Jalit para que me dieran un cargo de preceptora, pero nunca se dio", contó la mujer con la nota que respalda el pedido. "Lo que más quiero es trabajar. Tener otra actividad aparte de lo municipal. Lo intenté varias veces, pero no me aceptan. Si digo que tengo que pedir días para mis controles, me dicen que no es posible. Necesito una ayuda económica", expresó con tristeza.
Lo que lo sostiene son los brazos de sus seis hermanos, sus padres y amigos. La unión familiar es evidente. Daniel lo confirma con un gesto. Hoy cumple 47 años y su mayor deseo, el de ayudar a vivir a su hermano, se hizo realidad. Daniel no disimula su emoción al decir: "Nunca dudé en ayudarlo":