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Laberintos humanos. Recordándola

Jueves, 19 de noviembre de 2015 23:30
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Laberintos humanos. Recordándola

Después de escucharla a la Eulalia, que por entonces no era doña sino mocita donosa, el joven se fue hacia el norte buscando un destino que le era esquivo en su tierra, y dicen que recordándola a la Eulalia, que entonces era joven y bonita, y a esa copla desecha que le cantara mirándolo embobada, la recordó muy lejos del pago y la cantó nostálgico.

Recordarán que doña Eulalia, en aquel lejano carnaval, al ver al mozo olvidó el modo en que se concerta la copla y siguió cantando retenida en su tonada, sin límite para sus palabras, y cuando el joven la recordó en esa patria ajena a la que había llegado, alguien lo escuchó, dicen, y de ese modo, sin que él lo supiera, nació el rap.

¿Usted me está diciendo que ese joven no sabía lo que estaba sucediendo?, le pregunté perplejo a la abuela, y ella negó con la cabeza para afirmar que ni lo supo entonces ni lo sabría jamás. ¿Y cómo sabe usted que de ese modo nació el rap?, le pregunté. Eso lo supe muchos años después y gracias a mi nieto, me dijo la anciana.

Fue una tarde en que vi al hijo de mi hija llegar a mi casa con una ropa y un andar similar a los de aquel muchacho de aquel carnaval de Juella, me dijo cuando me di cuenta que me estaba chamuyando: no me va a decir que su nieto cantó entonces esa copla mal concertada que usted inventó cuando se quedó embobada por el mozo del cuento.

No, dijo la abuela como si lo mío fuera un disparate. No la cantaba mi nieto sino que la escuchaba en su celular, me dijo y yo no sabía si se me estaba burlando o deliraba.

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