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Adolph Gérard era el propietario de la casa que San Martín habitó en Boulogne-sur-Mer durante poco más de un año y medio y en la cual murió. El General alquilaba un piso del edificio de la Grande Rue 105, hoy propiedad de la República Argentina. En la planta baja residía el propio Gérard, abogado, periodista y por entonces, director de la biblioteca de esa ciudad marítima del noroeste de Francia.
En ese período, Gérard cultivó la amistad de San Martín y cuando éste murió auxilió a su hija y yerno en todos los trámites relativos a su sepelio. Días después, el 21 de agosto, publicó un extenso artículo en el diario local sobre la vida y la trayectoria político-militar de su ilustre inquilino.
Considerando que no se había escrito aún la historia de la Independencia Sudamericana y de sus protagonistas, y teniendo en cuenta también la inmediatez de esta publicación hecha a tan sólo cuatro días de la muerte del general, cabe suponer que la fuente de los detallados conocimientos de que hace gala Adolph Gérard en su texto sobre la vida de San Martín, era el mismo protagonista. De ahí su incalculable valor. Y por eso también, la sorpresa ante la escasa atención que a ese texto le prestaron posteriormente los estudiosos de la vida de San Martín, y en el cual hay referencias a aspectos de su trayectoria que luego fueron reinterpretados, polemizados o silenciados por biógrafos supuestamente más "rigurosos" y documentados.
Entrevista de Guayaquil
Uno de los casos que revela Gérard en su nota, es la famosa entrevista de Guayaquil. Allí refiere lo discutido, no habla de secreto y da por cierta, citando un párrafo de la famosa carta de San Martín a Bolívar, posterior al célebre encuentro, misiva que hizo correr ríos de tinta sobre su autenticidad. "Aunque cinco años mayor que su rival de gloria, (San Martín) le ofreció (a Bolívar) su ejército", dice Gérard sobre la entrevista en Guayaquil el 22 de julio de 1822; le prometió combatir bajo sus órdenes; lo conjuró a ir juntos al Perú y a terminar allí la guerra con brillo, para asegurar a las desdichadas poblaciones de esas regiones el descanso que tanto necesitaban. Con vanos pretextos, Bolívar se negó. Su pensamiento no es, parece, difícil de penetrar: quería anexar el Perú a Colombia, como ya había hecho con Guayaquil. Para eso, debía concluir solo la conquista. Aceptar la ayuda de San Martín era fortalecer a un adversario de sus ambiciones. Bolívar sacrificó por lo tanto su deber a sus intereses".
La "Carta de Lafond"
Sobre la que se conoce como "Carta de Lafond" -por el autor francés que primero la publicó completa- Gérard dice: "De Lima misma, y con fecha del 29 de agosto, había anunciado a Bolívar sus designios en una carta mantenida secreta hasta estos últimos años, y que es como un testamento político: "He convocado, le decía San Martín, para el 20 de septiembre, el primer congreso del Perú; al día siguiente de su instalación, me embarcaré para Chile, con la certeza de que mi presencia es el único obstáculo que le impide venir al Perú con el ejército que usted comanda. No dudo de que después de mi partida, el gobierno que se establecerá reclamará vuestra activa cooperación, y pienso que usted no se negará a una tan justa demanda"