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Sólo así se puede interpretar la escandalosa sesión de Diputados en el Congreso de la Nación de esta semana, donde el kirchnerismo, por primera vez en muchos años, no pudo respaldarse en su mayoría automática para aprobar el "paquete cerrado" de un centenar de leyes.
Legisladores oficialistas se retiraron para evitar el quórum y fue necesario el "aporte" de diputados de la oposición, -socialistas y de izquierda- para completar el número y así aprobar las medidas que había enviado la presidenta Cristina Kirchner.
Aquellos que siempre observaron a la mayoría oficialista como un límite para el debate democrático, fueron en esta ocasión absolutamente funcionales al kirchnerismo, entre ellos el diputado salteño del PO, Pablo López que intentó una justificación en la necesidad de votar las leyes para los trabajadores que figuraban dentro del paquete. Claro que no sólo votó por esas leyes, sino también por las otras que venían en el sobre cerrado.
Esta actitud legislativa tan propia del kirchnerismo, quedó como un elemento risueño y discordante entre aquellos que votaron para favorecer esta práctica.
Resultó, si se quiere, una abierta falta de respeto a la gente que optó por un cambio en las elecciones del domingo pasado.
Sin filtros y a sobre cerrado, las leyes obtuvieron la media sanción con el reflejo en manada de legisladores que seguramente desconocían con certeza lo que estaban aprobando.
Así se puede inferir con el caso puntual del proyecto para que la fecha conmemorativa en honor al general Martín Miguel de Gemes fuese feriado nacional.
Había dos proyectos presentados por Pablo Kosiner y José Vilariño. El primero asegura que la fecha aprobada es el 17 de junio, día del fallecimiento del héroe gaucho, pero al parecer esta no sería la que se aprobó en el Congreso, sino el 8 de febrero (día del natalicio) que correspondía al otro proyecto presentado.
Si bien el caso no es crítico ni grave, esta confusión no hace más que alimentar la polémica sobre la votación de leyes a ciegas y con el reglamento partidario.
Al mismo tiempo esto alimenta otra gran contradicción en la política salteña, ya que mientras el gobernador Juan Manuel Urtubey se ubicó en las antípodas del kirchnerismo, sus legisladores nacionales siguen votando en consecuencia y a favor de estos mecanismos que ahora el mandatario provincial reprueba con vehemencia.
Pero si hablamos de actitudes y formas de los legisladores, no se puede obviar otro momento desopilante y memorable de uno de los representantes en la Legislatura provincial: Tomás Salvador Rodríguez, el "Turi".
"Vos sos Mamani... no podés votar por Macri" escribió enfático en su muro de Facebook, en un intercambio de opiniones con otros usuarios de la red social. La respuesta y el repudio no se hicieron esperar.
Es que resulta difícil digerir que ese ánimo, antidemocrático y resentido, venga de un legislador elegido justamente por el mecanismos que impone la voluntad de las mayorías.
Al "Turi", la derrota oficialista le cambió la lógica democrática que se impone sin credos, ni castas, ni apellidos.
Decir que los pobres votaron por Scioli y los ricos lo hicieron por Macri es fratricida. Pero si a ello se pretende sumar diferencias desde el color de piel o el apellido, estamos en las puertas de una apología para disolver el concepto de nación.
Reducir lo bueno o lo malo de una sociedad a una cuestión de raza y apellido, es un simplismo demasiado peligroso como para tolerarlo y la sociedad lo entendió así.
Pero lamentablemente aunque la sociedad se manifieste democráticamente, los resultados no siempre van en esa sintonía. Manuel Santiago Godoy fue elegido por decimocuarta vez presidente de la cámara de Diputados. "Trabajo y mucho, por eso me renuevan en la cámara, y por supuesto tengo la confianza de los diputados", aseguró, aunque en la práctica, la gente dejó de votarlo hace rato.