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Urtubey y los intendentes salteños: un nuevo escenario nacional, pero las mismas prácticas de antes

Domingo, 13 de diciembre de 2015 01:36
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Los conceptos del electo presidente Mauricio Macri vienen siguiendo una línea de razonamiento clara en el sentido de un reordenamiento administrativo del país. Obviamente no hay todavía una medida concreta, pero las señales son inequívocas y eso es lo que parece alentar la adhesión de diversos sectores, incluida la oposición.
La presencia de la totalidad de los mandatarios provinciales ayer en la Quinta de Olivos, respondiendo a la convocatoria de Macri, es una prueba de ello, aunque difícilmente alguno haya declinado el ofrecimiento. Las reglas de juego cambiaron, pero también se advierte que ningún nicho político podrá subsistir aislado y en un modelo que propone todo lo contrario. Al margen de ello, los mandatarios tienen la necesidad de testear el vínculo con la nueva administración y enfocarse en sus propias aspiraciones.
La apertura hacia las provincias con una convocatoria para el trabajo en equipo entre el gabinete nacional y todos los gobernadores, marca una iniciativa que hace tiempo no tenía lugar. El anuncio de hace unas horas, tras la reunión en Olivos, sobre los cónclaves ministeriales en los distritos del interior, es una muestra de que Macri y sus funcionarios buscarán en lo inmediato alcanzar una de las tres propuestas: la unidad de los argentinos.
Este contexto es propicio entonces para analizar las posibilidades y realidades de los municipios, tanto como unidad social y como motor de desarrollo para el país.
Para el caso de Salta no se puede perder de vista que de las 60 comunas (la última incorporada es Aguas Blancas) casi la mitad estarán administradas por nuevos jefes comunales y ello también resulta un cambio evidente en el esquema político de la provincia.
La realidad de los municipios hoy contrasta enormemente con las ideas que se plantean desde la nueva administración nacional
Esto puede significar también una oportunidad inmejorable para que sean los municipios los que a partir de un nuevo modelo administrativo intenten sumarse a la renovación, buscando un abordaje real de los problemas para llevar soluciones concretas a los vecinos.
El intendente de la ciudad, Gustavo Saenz, plantó banderas en este sentido. Más allá del papel que desempeñó como candidato a vicepresidente de Sergio Massa y a la destacada figura que representa frente al macrismo, Saenz aprovechó muy bien la primera oportunidad que se le presentó. En ocasión de las inundaciones en Salta subió a su cuenta en Twitter un pedido de ayuda a las flamantes autoridades nacionales y la respuesta, aunque retórica, no se hizo esperar. Pudo ser solo una promesa del jefe de gabinete Marcos Peña ante el pedido del electo intendente de Salta, pero al menos es un síntoma.
La realidad de los municipios hoy contrasta enormemente con las ideas que se plantean desde la administración nacional. Las comunas aparecen jaqueadas por la falta de recursos económicos y las obligaciones de un empleador. Deben destinar casi la totalidad de sus ingresos a mantener la planta de empleados, muchos de los cuales están en una situación transitoria. Es la consecuencia de haber transformado esas administraciones en una bolsa de trabajo; una herramienta para disimular la desocupación con planes sociales e irregulares puestos de empleo municipal.
El gobierno provincial, siguiendo la línea de estos años, no les entrega lo que corresponde por coparticipación y los municipios se ven obligados a usar el fondo de la soja para pagar sueldos. Demasiada confusión y sin posibilidades de progreso en las comunas.
Pero en este escenario es fundamental la honestidad de los intendentes. Deben plantear los problemas sin ocultamientos y sin temor al reproche partidario, evitando las prácticas de un modelo que ya no existe. Intentar "desbancar" al presidente del Foro de Intendentes por sus reclamos legítimos, es parte de esa vieja práctica. Aunque tarde, si Urtubey se plantó ante el kirchnerismo, no hay razón para que ellos no lo hagan ante el gobierno de la provincia.
Esto significará también un saludable mecanismo en defensa de los verdaderos intereses de la gente, más allá de cualquier pertenencia política.
No es un buen comienzo, sobre todo si se miran en el espejo del gobierno provincial. Pese al voluntarismo que Urtubey esmera frente a Macri, la incorporación de nuevos funcionarios de primera línea, no deja muchas expectativas. El cambio de rumbo en la provincia no va en consonancia con el cambio en el país. Un vuelco hacia la producción y la industria para generar puestos de empleo genuino no se refleja, al menos hasta ahora, en la formación del nuevo gabinete provincial.




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