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Adviento y techo

Sabado, 05 de diciembre de 2015 17:30
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Adviento y techo

¡Buen día!

Conocemos bien la historia y sabemos lo bien que terminó. María, en embarazo avanzado, debía acompañar a José hasta Belén, para cumplir con las exigencias imperiales del censo general. No encontraron lugar decente para alojarse, y terminaron bajo el rústico y para nada seguro techo de un establo. Allí nació Jesús. Terminó todo perfecto.

Los que no tenían idea de cómo terminaría la cosa fueron los padres de Jesús. Tomo prestadas unas buenas reflexiones de monseñor Justo Laguna, publicadas en una carta pastoral de adviento:

"La Virgen y San José peregrinaban como extranjeros buscando una tierra, un lugar, un techo, un alojamiento donde pudiera nacer su hijo, pero todas las posibilidades les fueron cerradas. No había un lugar para ellos. Cuando reflexionamos acerca de esta realidad nos asombramos y hasta podríamos llegar a pensar en la gran oportunidad que se perdió el posadero que no tenía un lugar en su posada.

Nosotros nos preparamos a la gran celebración de Cristo hoy; nuestro corazón debe ser por tanto la primera posada del Señor, debemos disponerlo para brindarle el espacio para que allí viva. Pero, hermanos, la fe debe fructificar en obras concretas; por tanto si nuestro corazón es la primera morada que preparamos a Cristo no podemos dejar de pensar en tantos hermanos que continúan sin tener su lugar en la tierra, que continúan careciendo de sus techos. Este tema no puede dejar de preocuparnos grandemente, ya que la falta de vivienda digna y propia, que la misma Sagrada Familia experimentó en el nacimiento de Jesús, constituye uno de los más graves problemas sociales de nuestro tiempo...

Nosotros podemos hacer de nuestra preparación a la Navidad un tiempo de esperanza para nuestros hermanos sin techo, concretizando en obras, compartiendo con amor y solidaridad para poder buscar juntos la libertad y la justicia...

Que el Señor de la Navidad, para quien todo es posible, obre el milagro de la conversión en cada uno de nosotros y podamos testimoniarla en obras concretas, ofreciendo nuestra generosa mano a quienes, por carecer de viviendas dignas, se sienten extranjeros en su propia tierra".

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