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Los números que los intendentes muestran son elocuentes. De los 31.335 millones de pesos del Presupuesto provincial para 2016 que la Legislatura tiene previsto sancionar esta semana, solo un 10 por ciento (3.100 millones) corresponden al presupuesto a repartir entre los 60 municipios, que se ven así obligados a agudizar el ingenio para no caer en la total inviabilidad.
Para muestra bastan tres ejemplos. El municipio Capital tiene un presupuesto de 2.000 millones y los de Tartagal y Orán rondan los 245 millones cada uno, para el año que se inicia en menos de un mes.
En el caso específico de Tartagal son 169 millones que ingresan de fondos coparticipables de Nación y Provincia y el resto corresponde a la recaudación genuina.
"Si no hubiéramos hecho los deberes para alcanzar ese nivel de recaudación genuina, en Tartagal la situación sería muy diferente. Estaríamos mucho peor en condición de comuna inviable", graficó el intendente de Tartagal, Sergio Leavy.
Pero la situación para los 59 municipios restantes de Salta puede tornarse aún más difícil si dejan de recibir mensualmente los recursos del plan federal solidario que envía la Nación, conocido como "fondo de la soja" con lo que los municipios podían hacer algunas obras como pavimentación, plazas o cordones cunetas.
Sin nuevos puestos de trabajo
Leavy es uno de los pocos intendentes de extracción kirchnerista que no cumplió con "el modelo standard" que caracterizó tanto las administraciones nacional como provincial y la mayoría de los municipios de ese signo político.
"Cuando ingresé a la intendencia la Municipalidad de Tartagal tenía 428 empleados; al mes de diciembre de 2015 son 487. Incorporar personal es una bomba de tiempo que en cualquier momento te estalla en la cara", sostiene el jefe comunal que comenzará un nuevo mandato esta semana.
Leavy optó por crear un programa denominado "Tartagal trabaja", que contiene a los desocupados con trabajos temporarios y menos de 4 horas de prestación de servicios por el que cobran en promedio $2.500 sin cargas sociales.
"En el programa Tartagal trabaja tenemos 700 beneficiarios, que significan unos 20 millones de pesos anuales solo en pago de esas prestaciones. Y si a eso le sumamos el de la planta de personal contratado y la planta permanente, tenemos una erogación anual de 80 millones en sueldos", explicó.
"Es decir, que en el caso de Tartagal los sueldos representan el treinta por ciento de los recursos y el resto es para obras y programas de gobierno como la ayuda social", dijo Leavy.
"Tartagal tiene un edificio, un ómnibus de larga distancia para trasladar semanalmente a los enfermos y sus familiares, comedores comunitarios infantiles y todo se puede hacer porque del personal que tenía el municipio hace 8 años, se jubilaron 81 y nosotros solo incorporamos poco más de 100", explicó el intendente.