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Kicillof se mueve por el país como candidato

Sabado, 04 de abril de 2015 00:30
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Kicillof se mueve por el país como candidato

Con la estrategia de aplicar ajustes graduales y permanentes intervenciones en la economía, el Gobierno aspira llegar al 10 de diciembre próximo sin sufrir demasiados sobresaltos capaces de desestabilizar el final de mandato, y tal vez por ello Axel Kicillof comenzó a moverse como candidato.
Si bien el mecanismo de emparchar problemas ajustando variables desnuda la ausencia de un plan global de largo aliento, la Casa Rosada opera pensando más en el día después, cuando Cristina Fernández deba dejar el poder.
"No vamos a dejar ninguna bomba porque pensamos quedarnos", subió la apuesta Kicillof.
Pero, ¿quedarse con qué? ¿Cuál es la herencia que dejará el kirchnerismo tras dilatados 12 años en el poder? Es la pregunta que buscan responderse quienes a diario toman decisiones en la Argentina, preocupados por el enorme gasto público, el desequilibrio de las cuentas, el entramado casi indescifrable de subsidios y la emisión descontrolada.
Pero Kicillof es un ministro de Economía a poco de cumplir 44 años y cada vez más dedicado a la campaña electoral, a quien la presidenta Cristina Fernández le endulza el oído haciéndole saber que es uno de sus preferidos.
El martes, día de la medida de fuerza que paralizó la actividad, el jefe de Economía eligió irse al sur, y por eso no se lo vio junto a la presidenta en el colorido acto en La Matanza.
Viajó en avión privado y estuvo rodeado de fuerte custodia. Un periodista neuquino dijo que el ministro había sido apedreado tras un acto y uno de sus guardaespaldas resultó herido. Kicillof no lo dejó pasar: "Ni una piedra ni agresiones, solo entusiasmo y afecto, y con más de 2.000 testigos", tuiteó.
El ministro fue a Neuquén para "fortalecer" la imagen del kirchnerismo en esa provincia, según hicieron trascender sus allegados. Allí llegó para apoyar a los candidatos K Ramón Rioseco y Alberto Ciampini, con quienes dialogó y contribuyó así a fortalecer la idea de que podría integrar la fórmula del Frente para la Victoria como vicepresidente.
Quiénes presenciaron sus charlas sostienen que el ministro captó rápido el estilo presidencial: habla y baja línea, pero no escucha.
A los pocos que se animaron a mencionarle que la economía atraviesa un momento de desaceleración, les reiteró lo mal que está el mundo y cómo la Argentina logró diferenciarse gracias al "modelo".
A pesar de que esa provincia está gobernada por Jorge Sapag, líder del Movimiento Popular Neuquino y aliado del gobierno, Kicillof dijo que hacen falta más gobernadores "consustanciados" con el modelo.
Dicen que la presencia de Kicillof no le hizo gracia a Sapag. Pero el ministro no solo fue a respaldar candidatos lejos de la Ciudad, sino que días antes había invitado al presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, a participar de la firma de acuerdos de la Red Comprar y expresó el deseo del Gobierno de quedarse. Para eso, debió defender con uñas y dientes el impuesto que grava los salarios y genera mal humor en más de un millón de trabajadores. También buscó despegarse del fracasado intento que protagonizó junto a Aníbal Fernández de convencer a empresarios del transporte de sacar algunos colectivos y micros a la calle para atenuar la magnitud de lo que se venía.
Era tarde, la huelga estaba instalada y las calles desiertas en los principales centros urbanos fueron un mal trago que ni siquiera el entusiasmo de los militantes de la empobrecida La Matanza -castigada por la inseguridad, la falta de servicios de salud y otros problemas- pudo mitigar en el mal humor presidencial.
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