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"Me llamó una señora que estaba muy emocionada con mi historia y que tiene un local de estética. Me dijo que tiene cosas de peluquería que no usa y que me las quería dar", contó Verónica entusiasmada. "Ayer lloré todo el día de la emoción. Estoy muy contenta", afirmó.
Es que esta mamá está desempleada desde 2009. Fue, ese mismo año, en el que perdió a su compañero de vida. Desde entonces y hasta la fecha no consigue un trabajo estable. "Me mantengo con changas y con la ayuda que me dan mi mamá y mi papá en lo que pueden, pero yo anhelo trabajar y mejorar mi situación... darles lo mejor a mis hijas", comentó la mujer. Verónica, de 32 años, es madre de Florencia y Natalia, de 5 y 13 años. Dice que "empapeló" la ciudad con su currículum, pero nada dio resultado.
Al proyecto de tener su propia peluquería lo viene acunando y dándole forma en su mente, con dedicación y amor. Lo que la motivó fue empezar a ayudar en la peluquería que tiene su tía en el macrocentro. "Voy los sábados y domingos. La ayudo y también estoy aprendiendo", explicó la vecina de barrio Atocha.
A la oleada de buenas noticias se sumó un vecino, que ofreció acercarle algunas chapas que no necesita. "Eso para mí es fundamental", señaló Verónica, que contó que la necesidad de tener un trabajo es también para mejorar su casa.
"Prácticamente no tengo baño. Hace dos meses terminé la piecita que tenía hace un año a medio hacer. Mi intención es ir a dormir ahí y en la casilla armarles los dormitorios a mis hijas para que estén más cómodas", aseguró esta mujer, que no pierde la fe y que siente que es posible alcanzar su sueño.