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Laberintos humanos. No tengo nada | La ficción

Domingo, 24 de mayo de 2015 17:22
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Laberintos humanos. No tengo nada

¡Es ese!, ¡es ese!, dijo el gordito cuando lo vio salir de la casa. Ese hombre me prometió cargos en no sé qué gobierno, y todo lo que conseguí fue perder mi mujer y mis hijos. ¿Cómo es que los has perdido?, le preguntó el hombre alto y flaco que salía de la casa sin reparar en Carla Cruz.
¿Cómo? Es que con el hambre que pasaron me la alzó un vecino ofreciéndole pan duro y sopa desabrida, dijo el despechado. ¡Pues vamos tras ellos para recuperar tu honra!, dijo el que salía de la casa y el gordito le replicó que mejor se deje de macanas, que ya le creyó una vez en eso de las aventuras y los cargos que le prometía.
¿Es que no vas a luchar por lo que es tuyo?, preguntó uno y el otro respondió que ya salió a pelear una vez creyendo que habrían de conseguir algo, ¿qué más voy a perder si le hago caso? Si no tienes nada por perder, dijo el primero, mejor es que me sigas. Si no tengo nada por perder, dijo el otro, mejor me quedo a tirarle piedritas al arroyo, por más seco que esté.
¿Y quién es esa bella doncella que está a tu lado?, preguntó el flaco al reparar en Carla. ¿De qué corona eres princesa, que menos no debes ser dada tu belleza? No tengo ni reino ni nada más que esta ropa, le dijo Carla Cruz. ¡Pues entonces, vamos a recuperarlos, que deben habértelos robado!, sentenció el salido de la casa.
Pero el bajito terció arrojándole piedras hasta que el alto debió regresar dentro de la casa, y entonces el hombrecito le dijo que ya le había advertido, que era mejor que se fuera si es que no quería caer en su trampa.

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