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Las preadolescentes están en un punto de inflexión en sus vidas. Puede que ya no amen incondicionalmente el rosa ni las delicadas florecillas y que, en ese tránsito hacia la adolescencia, deseen dejar atrás paulatinamente lo que las anclaba en la niñez. Los chicos a partir de los diez años, empiezan a ver su habitación como una especie de refugio y la experimentan como su mundo privado. Comienzan a definir sus propios, gustos (música, cine, etc), por lo tanto quieren participar activamente en la elección de la decoración de "su lugar" en la casa. Si los papás tienen decidido dejar que sus hijos colaboren en esta tarea, probablemente la elección de los colores, complementos y telas que se van a utilizar en esta estancia tenga que ser fruto del consenso.
Fue el caso de la familia de Martina, que decidió redecorar la habitación de la jovencita partiendo de un elemento central: la tela escogida para el acolchado de la cama.
Romina Molins, propietaria de un negocio de telas y decoración, fue la encargada de orientar a los padres de Martina en la elección de los colores y los géneros que vestirían la habitación de la preadolescente.
"La mamá eligió para su hija una gama de colores muy vivos: coral, verde esmeralda y aqua. A partir de ahí tratamos de tratar de definir todos los detalles, partiendo del acolchado, que de un lado es color coral y del otro, verde esmeralda. Hicimos los almohadones en composé para que combinaran con cualquiera de los dos tonos", explicó Molins (Romina Molins Decoración, en Facebook).
En la habitación de Martina se pueden apreciar distintos estampados y texturas. "Trabajamos con gabardina, cloqué y piqué. En la pantalla de la lamparita usamos un plumeti, que tiene una textura muy particular", detalló.
El coral, el verde esmeralda y el aqua fue el esquema cromático disparador para completar la habitación. A partir de esta gama, Molins diseñó cuadros y portarretratos en los que buscó respetar las preferencias de Martina, que pasaban fundamentalmente por utilizar motivos asociados a la música (que es una de sus pasiones) y evitar los estampados con florcitas. En atención a estos pedidos, los almohadones se bordaron con notas musicales y, para todos los detalles, se escogieron telas con lunares, rayas, pajaritos o cuadrillé.
Todos los accesorios en madera están pintados a mano, con guardas que emulan los estampados de las telas.
Las cortinas del cuarto son blancas, con zócalos en coral y guardas basadas en las mismas telas del acolchado, porque se buscó potenciar la sensación de amplitud. “Como la habitación no es muy grande, la claridad a través de la cortina era fundamental”, precisó Molins.
Para Romina, los género son un excelente punto de partida a la hora de definir la decoración de un cuarto. “Como las telas estampadas ya vienen con una paleta de colores determinada, tratamos de buscar opciones en esa misma gama. En este caso, la vedette del cuarto fue la tela que la mamá de Martina escogió para el acolchado (coral con lunares). A partir de ahí se eligió el aqua y el verde como posibles combinaciones. Y como eje integrador se utilizó una tela con flores que aparecen en pequeños detalles”, precisó.
Entre las opciones de moda en cuanto a telas, Romina mencionó géneros estampados que combinan lila con verde esmeralda y verde manzana. También vienen marcando tendencia los estampados en rosa chicle, turquesa y amarillo. “Son combinaciones más jugadas que el tradicional cuadrillé rosado, por ejemplo, pero las clientas salteñas se animan cada vez más a innovar”, señaló.
En cuanto a diseños, Molins indicó que para habitaciones de preadolescentes están llegando muchos géneros con elefantitos, jirafas, jaulas con pajaritos, buhos, etc.
En lo que se refiere a distribución de muebles, en la preadolescencia es indispensable que los chicos dispongan en su habitación de una zona de estudio y de otra donde puedan leer, escuchar música o reunirse con sus amigos.
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