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El fiscal penal Pablo Paz, de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, requirió el enjuiciamiento de Armando Luján (67) por el delito de homicidio agravado por violencia de género en perjuicio de su mujer, Beatriz Tinte (60).
El domingo 25 de enero de este año, alrededor de las 21, la pareja se encontraba en su casa, en el pasaje Terán 685 del barrio Lamadrid. Luján comenzó a discutir con Tinte hasta llegar a agredirla con golpes de puño y algún objeto contundente. Después de la golpiza, habría lavado el piso donde cayó muerta su esposa intentado borrar las huellas y huyó.
Un hijo de la mujer retornó a la casa y halló a su madre tendida en el piso del living. Como no respondía a ningún estímulo, el joven llamó al 911. Minutos después un patrullero y luego una ambulancia del Samec arribaron al inmueble, donde el médico constató que la mujer había fallecido.
Inventó una coartada
Según declaraciones obtenidas desde la Fiscalía, y en el marco de lo hipotético, el acusado usó como coartada al perro de la familia de la víctima, ya que tras el crimen se dirigió a la salita del barrio para hacerse atender porque la mascota lo había mordido, intentando ocultar las heridas que le había provocado su mujer en defensa propia. "Dijo que había sido mordido por un perro y que su esposa salió en defensa de él y que también resultó lesionada", informaron fuentes policiales en ese momento. "El hombre estaba herido, tenía cortes en el brazo derecho, hematomas y raspaduras y quedó alojado en la dependencia. Allí fue examinado por el médico legal, quien lo internó por su diabetes y querían estabilizarlo", apuntó la fuente, aunque agregó: "Inventó una historia poco creíble".
Las pruebas
Ayer el fiscal Paz elevó una presentación de pedido de juicio al Juzgado de Garantías 1, a cargo de la jueza Ada Guillermina Zunino. En su requerimiento, responsabilizó penalmente a Luján por la muerte de su mujer. Las pruebas son contundentes y comprometen al hombre. Restos genéticos de la víctima fueron encontrados en el puño del acusado, también había restos genéticos de Tinte en las manos de Luján, propios de las acciones de defensa de la mujer. Así lo determinó un estudio del Servicio de Biología Molecular concretado por peritos del CIF. El caso fue resuelto en un lapso de cuatro meses, quedando en manos del Juzgado de Garantías a fin de que se cumplimenten otros trámites de rigor y sea elevado al Tribunal de Juicio.
El domingo 25 de enero de este año, alrededor de las 21, la pareja se encontraba en su casa, en el pasaje Terán 685 del barrio Lamadrid. Luján comenzó a discutir con Tinte hasta llegar a agredirla con golpes de puño y algún objeto contundente. Después de la golpiza, habría lavado el piso donde cayó muerta su esposa intentado borrar las huellas y huyó.
Un hijo de la mujer retornó a la casa y halló a su madre tendida en el piso del living. Como no respondía a ningún estímulo, el joven llamó al 911. Minutos después un patrullero y luego una ambulancia del Samec arribaron al inmueble, donde el médico constató que la mujer había fallecido.
Inventó una coartada
Según declaraciones obtenidas desde la Fiscalía, y en el marco de lo hipotético, el acusado usó como coartada al perro de la familia de la víctima, ya que tras el crimen se dirigió a la salita del barrio para hacerse atender porque la mascota lo había mordido, intentando ocultar las heridas que le había provocado su mujer en defensa propia. "Dijo que había sido mordido por un perro y que su esposa salió en defensa de él y que también resultó lesionada", informaron fuentes policiales en ese momento. "El hombre estaba herido, tenía cortes en el brazo derecho, hematomas y raspaduras y quedó alojado en la dependencia. Allí fue examinado por el médico legal, quien lo internó por su diabetes y querían estabilizarlo", apuntó la fuente, aunque agregó: "Inventó una historia poco creíble".
Las pruebas
Ayer el fiscal Paz elevó una presentación de pedido de juicio al Juzgado de Garantías 1, a cargo de la jueza Ada Guillermina Zunino. En su requerimiento, responsabilizó penalmente a Luján por la muerte de su mujer. Las pruebas son contundentes y comprometen al hombre. Restos genéticos de la víctima fueron encontrados en el puño del acusado, también había restos genéticos de Tinte en las manos de Luján, propios de las acciones de defensa de la mujer. Así lo determinó un estudio del Servicio de Biología Molecular concretado por peritos del CIF. El caso fue resuelto en un lapso de cuatro meses, quedando en manos del Juzgado de Garantías a fin de que se cumplimenten otros trámites de rigor y sea elevado al Tribunal de Juicio.
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