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Sergio Leavy: Es hora de que miremos al norte como región integrada a Bolivia y a Paraguay

Domingo, 19 de julio de 2015 01:30
El intendente Leavy con la comitiva del presidente Evo Morales en 2014 en Yacuiba. Archivo
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El 27 de septiembre de 2014 el presidente de la República Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, inauguró una planta termoeléctrica en la localidad de Yacuiba que producirá 160 megavatios, tres veces más de lo que esa ciudad requiere, pero que a futuro triplicará su capacidad de potencia. Demandó una inversión de 122 millones de dólares, por lo que el sur de Tarija se incorporó al interconectado nacional. El sistema, además, podrá abastecer de electricidad al norte argentino según el convenio binacional firmado la semana anterior en Buenos Aires entre los presidentes de la Argentina, Cristina Fernández, y su par boliviano.
El acuerdo establece que la integración energética será efectiva mediante la construcción de la línea de transmisión de 500 kilovoltios Juana Azurduy de Padilla, que unirá, en su primera etapa, la localidad tarijeña de Yaguacua, en Bolivia, con la de Tartagal, en la Argentina. Una segunda etapa ampliará hasta la localidad de San Juancito, en la provincia de Jujuy. "Esta línea permitirá el intercambio. Cuando Bolivia necesite energía vamos a mandarle nosotros y cuando necesite la Argentina, ellos nos suministrarán", dijo el ministro de Planificación argentino, Julio De Vido, durante la firma.
Por su parte, el intendente de Tartagal, Sergio Leavy, que el año pasado participó de los actos en Yacuiba, dialogó con El Tribuno y se refirió a las ventajas que la firma de ese convenio puede traer el norte salteño.

¿En qué circunstancia participó de la inauguración de la termoeléctrica de Yacuiba?
El año pasado estuve en los actos encabezados por el presidente Evo Morales cuando se inauguró esta planta construida por ENDE, la empresa estatal de electricidad de Bolivia, que produce en la actualidad 160 megavatios, aunque Yacuiba y sus alrededores requieren 50 megavatios, casi lo mismo que los departamentos San Martín y Rivadavia. La prensa boliviana estaba muy interesada en conocer cuánto compraría la Argentina y me preguntaban a mí porque yo era el único funcionario público de mi país presente. La intención del Gobierno de Bolivia es producir 1.000 megavatios y para alcanzarla van a construir dos termoeléctricas más y dos hidroeléctricas sobre el río Pilcomayo, porque el sur de Bolivia se orienta a ser un gran polo energético. Además, van a construir dos diques para contar con agua suficiente para riego del Chaco boliviano y desarrollar al máximo su potencial agrícola y ganadero.

¿En qué beneficia al norte argentino ese polo?
Siempre es mejor tener un vecino con infraestructura que uno que carezca de todo, pero lo más importante es que es un país ávido de productos, algo muy similar a lo que sucede con Paraguay. Cuando Bolivia inauguraba la planta, Edwin Pauls, el gobernador del departamento paraguayo de Boquerón, junto a legisladores nacionales y empresarios del país vecino, visitaron la zona y quedaron maravillados con Embarcación y Colonia Santa Rosa, importantes productoras de frutas y hortalizas que ellos no tienen. Abrir las fronteras es parte del crecimiento porque tenemos que dejar de mirar a los puertos de Rosario y Buenos Aires.

Esto abarataría los costos de fletes para los productores de la región...
Una tonelada de maíz de la Pampa Húmeda paga 100 pesos en concepto de flete hasta llegar al puerto, cuando nuestra producción tiene que pagar $600. Pero si la producción del norte la podemos vender a nuestros vecinos, si a la soja la hacemos expeller (subproducto concentrado con un importante contenido proteico, entre 40 y 47% sobre la sustancia seca) y al expeller lo hacemos carne, otra sería la historia para el norte. Nuestros puertos secos son Bolivia y Paraguay. Por eso extiendo este concepto al Trichaco, que no puede quedar solo en un festival sino revelar la integración de esta gran región a la que pertenecen tres naciones con un vínculo cada vez más sólido.

Sin embargo, el norte de Bolivia y el oeste de Paraguay han crecido exponencialmente y el norte argentino está cada día más empobrecido...
Bolivia ha volcado toda la riqueza que le dieron los hidrocarburos en desarrollar a la región productora, algo que no sucedió en la Argentina. Nosotros hemos producido miles de millones de metros cúbicos de gas para que a los porteños no les falte calefacción. Pero no hay que llorar por lo que no se hizo y ahora debemos tomar conciencia de nuestras ventajas. Nuestra tierra es más fértil que el Chaco paraguayo que, sin embargo, produce millones de litros de leche y toneladas de carne. Cuando Bolivia nos venda energía, el norte se asegurará un buen servicio que hoy no tenemos y que necesitamos para encarar cualquier desarrollo.

Otro viejo pedido para el Valle de Acambuco
Hace exactamente tres años atrás, en agosto de 2012, desde Aguaray, municipio al que pertenece el Valle de Acambuco, se iniciaron las gestiones para dotar a esa zona del norte de la provincia del servicio de electricidad.
Acambuco no es cualquier lugar de la geografía salteña y del departamento San Martín que se destaca por una belleza poco común en la zona: de sus pozos de Macueta, Campo Largo y San Pedrito emerge desde hace prácticamente un siglo el gas que abastece las plantas que, a su vez, generan energía eléctrica y se suman al sistema interconectado nacional.
En el valle -una reserva de 25.000 hectáreas cuya ecorregión tiene formaciones boscosas y selvas pedemontanas o yungas- residen unas 300 familias y el lugar está en el límite de la frontera con Bolivia.
Lo irónico es que del lado boliviano los campesinos tienen gas, energía eléctrica en cada vivienda y una ruta pavimentada que los conecta con los centros poblados, a diferencia de los acambuqueños que deben recurrir a los mecheros para alumbrarse, salvo unos pocos paneles solares, a la leña para calefaccionarse y a una ruta que solo la mantiene en condiciones la petrolera Pan American, porque de otro modo no podrían ni bajar hasta la localidad de Aguaray.
Los servicios del lado boliviano están a unos 300 metros del lado argentino, por lo que parece muy sencillo que Acambuco acceda a la energía eléctrica. Pero nada es tan simple y a pesar de las múltiples peticiones de los pobladores del valle y la intendencia norteña a los gobiernos provincial y nacional, a la Secretaría de Relaciones Internacionales de la Provincia y hasta nota a la Cancillería argentina, nada se consiguió hasta el momento
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