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Laberintos humanos. Quiso evitarlo

Viernes, 15 de enero de 2016 01:30
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Laberintos humanos. Quiso evitarlo

Una mujer que lo escuchaba, nos dijo a Armando, al borrachito y a mí que todas las cosas que nos decía eran falsas. Nunca está allí la mujer que usted dice que lo escucha con los primeros vinos, pero que se espanta cuando usted dice cosas impropias que no quiso decir, que quiso evitar decir pero no pudo.

Siempre está sólo, nos dijo a Armando y a mí pero para que el borrachito lo escuchara. Como sea, dijo el borrachito, porque lo que me sucede es que hay algo que se repite siempre con la puntualidad del error. Del error que espero temiendo, y que al fin, siempre, sucede, y la mujer meneó la cabeza para decirnos que el pobre hombre habla solo desde el primero hasta el último vino.

Siempre habla solo, y en algún momento de su borrachera se lo ve aterrado, se le exasperan los ojos rojos del alcohol y cae en eso en que caen todos los borrachos: un silencio del que sólo se despiertan con la resaca, dijo la mujer que lo desmentía cuando un hombre que salió de una puerta de la vereda de enfrente dijo que ella siempre lo escucha hablar solo al borrachito.

Le escucha con atención todo lo que dice, hasta que el borrachito dice algo que la aterra, retrocede, entra de regreso en su casa, cierra la puerta y el hombre queda solo, bebiendo, hasta que se queda dormido. ¿Entonces es usted la mujer ante la que siempre, invariablemente, arruino cada borrachera cualquier posibilidad de conversar?

La mujer lo miró aterrada. Con el mismo horror nos miró a nosotros y cerró la puerta de su casa para desaparecer de nuestra vista.

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