inicia sesión o regístrate.
El policía llevó a su esposa a la casa que ocupa en el barrio 2 de Abril y regresó a arreglar cuentas con su colega; en momentos en que la chica circulaba por una de las calles de Embarcación a bordo de un ciclomotor, el efectivo policial, fuera de sí por haberlo abordado cuando estaba con su esposa, la obligó a detenerse, la bajó de la moto, le propinó varios golpes, pateó el ciclomotor y le advirtió que si volvía a molestarlo, su reacción sería mucho más violenta todavía. La chica se dirigió a la comisaría de Embarcación, donde formalizó la denuncia pero hasta el momento el hombre no fue localizado, ya que se supo que había viajado a la capital provincial con su esposa, donde reside toda la familia.
La tercera en discordia
La joven, según confiaron compañeros de la misma fuerza, era desde hacía un par de meses "la tercera en discordia", ya que el policía, de nombre Raúl, es casado, con hijos adolescentes y su familia reside en la capital de la provincia, pero él fue destinado a cumplir funciones en la localidad de Embarcación, por lo que su familia quedó a más de 300 kilómetros de distancia.
El suboficial, a poco de iniciar la relación, le habría pedido prestado a la joven la suma de $5.000. La relación siguió adelante con la promesa del policía de que -enamorado como estaba de su compañera- dejaría a su familia.
Dos semanas atrás la esposa del suboficial de policía había llegado a Embarcación y el uniformado, lejos de poner blanco sobre negro, le pidió a su compañera de trabajo, con quien prácticamente ya estaba conviviendo, que no apareciera por la vivienda del barrio 2 de Abril, por lo que la chica -bastante molesta con la situación- se quedó durante el fin de semana en un hotel. En el lugar el suboficial fue varias veces al día a verla para ver qué necesitaba y para llevarle alimentos, siempre para evitar un encuentro con su esposa. Supuestamente el policía iba a aclarar toda la situación y formalizar la relación con Déborah, pero nada de eso sucedió.
La esposa regresó a la capital de la provincia, pero como el policía no se armaba del valor suficiente para dejar a su familia, la agente se enojó, dio por terminada la relación y -lo peor para el examante- le pidió que le devuelva el dinero que le había prestado hacía un par de meses.