¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
14°
10 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos humanos. Vernuce O´Hara.

Viernes, 22 de enero de 2016 00:30
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Laberintos humanos. Vernuce O´Hara.

Así nos alejamos con el Armando por la vera del río. Nos habíamos saciado de cuentos desde que dejamos el barrio de San Francisco, allá en la parte alta de Tilcara, y debían quedar más aún, al menos dentro de estos Laberintos Humanos. Si no hay más cuentos, me dijo, no somos nada ya. Algo va a haber, le dije, nunca faltan.

Hace años que cada mañana siento en el paladar ese sabor de un cuento que nace, le dije, y así nomás se lo mando a Laura Ballatore para que lo ponga al pie de la página dos del diario. Hay veces que me acuesto en la noche pensando en que ya no habrá más nada para contar, pero cuando el gallo se aplaude el pecho con las alas y grita, no más que grita y ya me viene el cuento.

Pero no es culpa mía, le dije como si tuviera la obligación de disculparme. Tal vez sea algo que me venga de mi tía abuela Vernuce O´Hara, cantante de blues en aquellas trasnoches neoyorquinas, negra como la misma suerte y capaz de improvisar una canción distinta cada noche, y a veces hasta dos al hilo.

Y no eran meras canciones, como alguna vez me supo contar uno de sus cinco maridos, sino que cada canción era una historia diferente. Dicen los que la escucharon que se dejaba seducir por los fraseos del saxo de Parker, que la amodorraba sobre el escenario para empezar a murmurar sobre su sonido el tema de cada historia.

Buddy Rich acariciaba los parches con los palillos para que Vernuce describiera los personajes del blues que empezaba a soñar, mientras Ray Brown pellizcaba las gruesas cuerdas del contrabajo y sonreía.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD