Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
18°
9 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Tartagal prepara otro fin de semana de arete y carnaval

Viernes, 22 de enero de 2016 01:30
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
Unas 30 agrupaciones locales presentarán este fin de semana todo su colorido y su creatividad en la edición 2016 del Corso Color, que se realiza en el circuito de la avenida 20 de Febrero, en Tartagal.
Si el primer fin de semana el circuito de cinco cuadras se colmó de público, se descuenta que el éxito se repetirá en estas tres próximas noches, desde hoy hasta el domingo, ya que las agrupaciones están plenamente afianzadas y con nuevas propuestas artísticas.
Después del debut, en el corso que anualmente organiza la Municipalidad tartagalense se van perfilando los detalles de calidad, creatividad y mensaje de cada agrupación y de los disfraces individuales. Esto le permitirá al jurado definir la solidez organizativa de cada participante e insertarse en una fuerte competencia para llevarse los primeros puestos.
Todo muestra que este año son las cuatro comparsas de fantasías indígenas las que dejarán el alma en el circuito para quedarse con el primer lugar.
Guaycurú, que el año pasado estuvo ausente, volvió con atuendos y máscaras artesanales totalmente novedosas que asemejan grandes troncos de árboles autóctonos decorados. Sangre de Toba, que años atrás representó al norte argentino en los carnavales correntinos, y Águilas Rojas demuestran su enorme esfuerzo en el circuito con exigidas coreografías.
Cheyenne, con sus gorros de varios metros de altura elaborados durante semanas de trabajo, muestran una vez más el compromiso que tienen con el corso y con el público para brindar el mejor de los espectáculos.
Cultura andina
Entre otros artistas, el Corso Color presenta además seis grupos de sayas y caporales y otros seis grupos representativos de la cultura ancestral: los tradicionales pimpines. Las mujeres con tipoy, vinchas con flores y maquilladas para la ocasión y los hombres con máscaras representativas de la fauna de su entorno, bailan al ritmo acompasado de los instrumentos elaborados por sus propios músicos, que son un deleite para el público norteño y especialmente para turistas.
Bajo la luna de Tartagal, a la que grandes exponentes de la música popular argentina le compusieron canciones por su hermosura y resplandor, la noche carnavalera volverá a deleitar con este singular espectáculo tan propio del norte. Así se presenta otro fin de semana a todo color celebrando el carnaval criollo y, desde la filosofía aborigen, lo que se denomina el verdadero tiempo y la renovación de la sangre con la gran fiesta del arete.
Además de la diversión y la revalorización de la cultura del norte, el corso implica un importante movimiento comercial para cientos de vendedores ambulantes locales que se ubican a lo largo del circuito.
Las entradas fueron establecidas en un precio muy accesible, en tanto los menores de 12 años no abonan para ingresar y deben ir acompañados por un mayor.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD