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Los movimientos de Gobierno estarán monitoreados por una fuerte presencia opositora y será difícil avanzar en la gestión si no se recurre a una estrategia de consensos que exorcice los demonios del decreto. En este juego de cintura política, todo quedará en franca exposición por las reglas que impone la actualidad, donde el kirchnerismo transmutó del manejo de poder absoluto a una oposición fragmentada, más cerca del macrismo que de la nostalgia de los últimos 12 años.
Un claro referente de esta situación es el gobernador Juan Manuel Urtubey, quien no piensa abandonar sus aspiraciones nacionales pese a que sus autocandidaturas a presidente, a vice, a jefe de Gabinete y a canciller tuvieron estrepitosos finales.
Pero Urtubey sabe que el tiempo juega a su favor y que la "fuerte inversión" en imagen que desarrolló en Buenos Aires le está rindiendo frutos. Mucho se habló del manejo administrativo y político en la provincia durante esta tercera gestión de Urtubey en la que buscará más que nunca su proyección con miras a 2019.
La solución para este planteo vino de la mano de una reforma ministerial que terminó de posicionar a Carlos Parodi como el gobernador de la economía provincial. Pero desde la posición que le otorga el manejo de la billetera tomará decisiones al más alto nivel ante la ausencia de Urtubey. En este escenario la figura del vicegobernador Miguel Isa como administrador político y reemplazante natural ha quedado desdibujada, al igual que la confianza.
Esto forma parte de un plan más aceitado que algunos allegados a los círculos de poder se van animando a revelar. Urtubey no solo tiene su cabeza en Buenos Aires, sino que también piensa en quién será su sucesor en la provincia.
"Háganlo conocer a José, a ver cómo mide...", habría confiado el mandatario a dos de sus funcionarios de mayor confianza. José no es otro que su hermano, el dirigente de la Unión Industrial Argentina. Lógicamente esta delicada tarea tendría el objetivo de "medirlo" a nivel provincial para saber si encaja como futuro heredero y pensando en una posible candidatura a gobernador para dentro de 4 años. ¿Y por qué José Urtubey y no Rodolfo, el actual senador nacional? Simplemente por una cuestión de imagen y juventud.
El sondeo comenzó en las comunas del norte donde algunos dirigentes ya incorporaron a su léxico las palabras nepotismo y perpetuidad en el poder. Pero la advertencia les llegó clara y casi al instante: ningún hecho deberá dañar su ansiada proyección política. "Todo el que me haga daño, se irá", fue la consigna que intentó alinear de nuevo a toda la tropa.
Tal vez por eso algunos intendentes de esa región de la provincia intentaron acercamientos desesperados con José Manuel Cano, el titular del plan nacional Belgrano, que prevé una inversión multimillonaria para el norte del país. Con un respaldo económico nacional, los jefes comunales opinan que pueden hacer frente a la incertidumbre que provoca el estado de ánimo del mandatario.
El único que tuvo éxito en esta empresa fue el intendente de Salta, Gustavo Sáenz, quien en pocos días logró reunirse no solo con Cano, sino también con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Que Cano haya recibido a Sáenz, con sus requerimientos para incluirlos en el plan de reactivación, puso nervioso al urtubeycismo. Los medios oficialistas salieron a ningunear el encuentro y a promover la reunión de Urtubey para el 8 de enero con el mandatario nacional. Las reuniones ya encaradas por Sáenz con Cano y Frigerio tuvieron la anuencia presidencial y esto es otro elemento que descoloca al gobernador salteño.
Estos gestos del gobierno de Macri hacia Sáenz despertaron esperanzas en los restantes 59 intendentes en la idea de incluir también sus necesidades en el codiciado plan Belgrano.