Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
12°
11 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La aurelia y la robustiana

Lunes, 22 de febrero de 2016 20:30
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La aurelia y la robustiana

Aurelia no supo que responderle a la pregunta de la Robustiana, y se quedó muda en el patio delantero de su casa, algunos dicen que poco más de media hora y otros aseguran que más, pero otros dicen que unos y otros exageran. Como sea, fue mucho el tiempo que se quedó allí parada, sin palabras por primera vez en su hablada vida.

Y los vecinos se empezaron a juntar frente a la puerta de su casa, cada uno con su pequeña venganza, porque todos tenían de ella una pequeña o gran deuda moral. La miraban callar su desgracia descubierta hasta que la Aurelia se encerró para encender la televisión y ver que las desgracias de las telenovelas eran poca cosa al lado de la suya.

No tanto por la pérdida de su marido, que no valía demasiado, sino por la vergüenza de que se supiera. Por eso es que la esposa de Adalberto no quería que el mayor Benítez, que dormía en su cama, saltara la pirca hacia la casa del fondo, y entonces preparó la cena para Adalberto y para el mayor Benítez, total que tenía blando para un guiso abundante.

Blando había, pero no tanto pan, que para uno y otro de sus hombres era sinónimo de cena decente, pero no dijeron nada debido a lo incomodo de la situación, por lo que acompañaron el guiso con galletitas sin chistar, aunque sin disfrutar, como se debía, de la cena. Y dicen que fue la primera vez que, desde niño, el Adalberto cenó sin pan.

Porque cenar sin pan era para ellos como hacerlo sin televisión, que no faltó en esa peculiar cena de tres a la que estaban condenados por ser vecinos de la Aurelia.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD