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El amor de una familia que crece sin fronteras

Domingo, 20 de marzo de 2016 01:30
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Ricardo "Pipo" Pérez nació en Los Toldos, entre montañas y valles del departamento Santa Victoria y al límite con Bolivia.
Es el menor de cinco hermanos de una humilde familia y su infancia y adolescencia transcurrió entre ambos países para cumplir con la primaria, la secundaria y la universidad. "Mis padres se preocuparon, pese a su sencillez, de garantizarme a través de los estudios un futuro mejor", remarca emocionado en un diálogo con El Tribuno en Orán.
En 1999, cuando terminó el secundario, siguió la Licenciatura en Inglés en la ciudad boliviana de Sucre y, en el transcurso de esos cinco años, conoció a Sarah James, voluntaria de una organización británica para Sudamérica en la que cumplía tareas de terapista ocupacional.
Ella se convirtió en una amiga incondicional durante muchos años. "Luego de recibir mi título de licenciado, en 2005 me ayudó a viajar a Gales para profundizar los estudios en idiomas y conocer Europa, mientras ella trabajaba en Bolivia. Me puso alas para que pudiera cumplir mi sueño", comenta orgulloso. Pasaron un par de años sin perder contacto y, pese a la distancia, ella seguía siendo su confidente. Esta amistad entre Pipo y Sarah se fue consolidando y las diferencias culturales nunca fueron un problema entre ellos.
El reencuentro
Cuando llegó 2006, Pipo volvió a Sucre para buscarla. "Me di cuenta que lo nuestro no era amistad, que era la mujer de mi vida y tenía que conquistarla sin perder más tiempo", recuerda.
Cuando anunció la boda a su familia todos estaban felices, pues conocían a Sarah desde años. "Hicimos planes para casarnos y después de un tiempo, con una "invitación para turista'', pude entrar en Inglaterra y casarnos en Lancaster el 28 de junio de 2008. Fue una ceremonia pequeña, pero mi familia no pudo viajar por lo que, pese a lo maravilloso del momento, también hubo tristeza porque no estaban mis padres ni hermanos", recuerda aún emocionado
No obstante, la familia y los amigos de Sarah se preocuparon para que se sintiera muy cómodo ese día e incluyeron folclore argentino y español en la fiesta y hasta tradujeron la ceremonia al español, más allá de que el salteño hablaba inglés a la perfección.
Fue el encuentro no solo de dos culturas sino de dos historias muy diferentes, pero a Pipo no le resultó difícil amoldarse a la idiosincrasia anglosajona. "Para ellos, mi nacionalidad no les causaba sorpresa ni diferencias. Se interesaban por saber dónde nací y valoran mucho particularmente a nuestros deportistas como Lionel Messi. Mucha gente cree que el británico es frío, pero no lo es; yo diría que más bien es reservado", cuenta.
Pipo Pérez asegura: "Conocí una Inglaterra desde adentro y no todos están de acuerdo con las divisiones que tenemos. Ellos quisieran que ese problema no exista y muchos piensan que las islas Malvinas tienen que ser argentinas".
Inglaterra y Los Toldos
Cuando la visa de Pipo se venció, la embajada lo convocó a realizar la visa de esposo en la Argentina.
Mientras tanto, Sarah estaba esperando a su primogénito, Jack, que nació en Lancaster el 6 de agosto del 2009. Seis meses después tomaron la decisión de volver a Los Toldos. "Queríamos que nuestro hijo conociera sus raíces argentinas", dice.
Ambos se involucraron en proyectos sociales e incluso en la política, más tarde la familia se agrandó y nacieron Sofia y Roy. Después de 6 años, en 2015 decidieron volver a Lancaster con el objetivo principal de que los niños conozcan más profundamente a la familia materna y hablen inglés tan fluidamente como el español.
Jack , el mayor, había concluido el jardín en Los Toldos y ahora sigue sus estudios en Lancaster sin ningún problema.
"Nuestra motivación es que los chicos puedan actuar en ambos países sin que tengan choques culturales", dice Pipo, y agrega: "Ahora es tiempo de instalarnos en Inglaterra por lo menos dos años para retornar a la Argentina".
El salteño y su esposa coinciden. "Tratamos de que ellos no tengan sentimientos encontrados, queremos que conozcan la historia, pero no con un tinte de recelo de ninguna índole. Más allá de las diferencias políticas e ideológicas entre las dos naciones, el perdón libera y nosotros aprendimos a amar a ambos países", dice.
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