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Laberintos Humanos. Todo su drama

Martes, 29 de marzo de 2016 18:38
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Laberintos Humanos. Todo su drama

Natanael Cúspide cometió el error de asegurar que no había en muchas leguas una mujer como aquella, y su esposa no demoró en salir corriendo de la casa, hecha un mar de lágrimas, rumbo a la casa de la Carlota Méndez, donde sin duda se encontraba su hermano, Toronjil. Nomás que abrió la puerta, desenrolló todo su drama.

Les dijo que si el Natanael dijo lo que dijo, era porque conocía a todos, o al menos a los mejores cuerpos en muchas leguas, de lo que Carlota opinó que acaso fuera sólo de vista. ¿Dónde has visto a un hombre que no nos estudie con los ojos cuando pasamos a su lado?, dijo Carlota Méndez pero la hermana de Toronjil no fue porque si en busca de su hermano.

Lo fue a buscar a él porque sabía que el Toronjil se la tenía jurada a Natanael Cúspide desde el mismo día de su casamiento, y no por otra causa que la de su casamiento, y a la disculpas de Carlota respondió que menos importante que conocer uno, dos o diez mil cuerpos ajenos, era haberlo dicho, delante de su hermana, con la sola y evidente intención de hacerla sufrir.

Así fue que montó a caballo, deshizo el camino que había transitado su hermana sólo para apearse ante la puerta de la casa de su cuñado, que era también, por extensión, la de su hermana, y batiendo palmas anunciar que venía a lavar el honor de la hija de su padre. No es para ponerse así, dijo Natanael Cúspide justo antes de recibir un cross en la pera.

Entonces comprendió la gravedad del asunto y manoteó de lado para alzar el cabo de un hacha con el que dio en el hombro de su cuñado.

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