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4 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Los Singh, una familia que mixturó la cultura de la India con la nuestra

Domingo, 04 de septiembre de 2016 01:30
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El papá es Jhujar Singh Sangha, la mamá Surinder Kaur, sus hijos Anabela Elizabeth Singh Sangha, Romina Nahir Sangha, Gurpreet Singh Sangha y Estrella Jasdeep Singh Sangha.
Ellos son los Singh, una familia india que echó raíces en Salta, más precisamente en la localidad de General Gëemes, hace varias décadas.
El 15 de agosto se conmemoró un nuevo aniversario de la Independencia de India y una de las hijas del matrimonio, Nahir, organizó un especial festejo que reunió a descendientes de toda la provincia e incluso de provincias vecinas.
Al hogar de los Singh se entra por una gran despensa en la que trabajan varios de los integrantes de la familia. Al ingresar a la vivienda, comienza a oírse música típica de la India. Allí, sentados en confortables sillones, nos esperan ellos para contar su historia.
Vestidos con atuendos típicos, bien coloridos y con destellos brillosos de lentejuelas, y mientras suenan agradables melodías, comienzan a narrar cómo fue el arribo de la familia a tierra argentina.
Así, Jhujar cuenta que el primero en llegar a Salta fue el abuelo, en 1924. Más adelante, vino su hijo, el papá de Jhujar, quien trajo al resto de su familia. Eso ocurrió en 1973.
Surinder llegó en 1979 y fue en Salta donde conoció a Jhujar. Ella optó por quedarse de manera definitiva en Salta porque iban a casarse. Ella tenía 19 años y el 24.
El abuelo vivía en la casa en la que viven actualmente y, además, tenía una finca en la que trabajaban la tierra.
"¿Qué fue aquello a lo que más les costó acostumbrarse de nuestra cultura?", les preguntó El Tribuno.
Surinder, en un castellano perfecto, respondió: "Lo que más me costó fue el idioma. No sabía nada y aprendí escuchando, viendo tele, paseando. Al principio entendía, pero no podía contestar. Pero la gente de aquí es muy buena. Me ayudaron mucho los vecinos, un montón. Hay una señora que fue como mi madre acá y que me enseñó de todo: a cocinar, a hacer sopa, porque la comida también es diferente. Todo era diferente".
"No consumimos mucha carne, la mitad de los integrantes de esta familia son vegetarianos y la otra mitad sí come carne", agrega Nahir.
Tampoco toman gaseosa, solo agua. "El agua es signo de pureza y es lo mejor que se le puede ofrecer a un invitado", cuenta la joven.
Acerca de las cosas que pudieron mantener de su cultura, pese a vivir en un lugar tan lejano, Surinder responde conmovida: "Primero mi alma, que sigue allá y aquí también, y nuestra religión. Siempre. Luego estoy bastante acostumbrada a la cultura de aquí".
Jhujar agrega: "Siempre se echa de menos el país de uno. Un poquito del corazón queda allá también. Pero ya estamos acostumbrados y no creo que volvamos a vivir allá, aunque cada tanto sí vamos a pasear".
Surinder dice que India progresó mucho en los últimos 15 años. "Los prejuicios de que India es pobre y hay gente muerta en la calle están porque es lo que se muestra en los medios. Pero es un país muy colorido y musical, con mucha fiesta", afirma.

De aquí y de allá

A los Singh les resulta interesante la mezcla entre ambas culturas y la riqueza que da esa ecuación en la que, de alguna manera, no son ni totalmente indios ni completamente argentinos. Son de ambos lugares.
"Nos sentimos familia de nuestros vecinos. Yo sé que vivimos en un pueblo y siempre se dice que "pueblo chico, infierno grande", pero la gente es muy cortés. Yo les soy sumamente agradecida a mis papás porque a ellos les ha costado mucho, pero hoy vivimos muy felices en este lugar de la Argentina", dice Nahir.
Nahir es profesora de danzas de la India. Ella también compara las culturas a través de ese arte en el que encuentra similitudes. "Hay una danza folclórica que habla de la agricultura y en la música folclórica de acá también se hace alusión a esa danza. El folclore es del campo, se habla del arroyito, de la coyita que baja del cerro. La danza folclórica india habla de las mismas cosas. A veces me pongo a pensar y digo: venimos de Asia, que no tiene nada que ver con América y justo mis papás vinieron a Gemes, a este pueblo casi desaparecido en el que encuentro muchas cosas parecidas con nuestro pueblo que también está en el noroeste de India. Allá también se trabaja mucho en la agricultura y como la tierra es muy fértil, venden lo que se produce al sur, lo mismo que ocurre acá", compara Nahir.

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En Güemes está la segunda comunidad de la India más grande de Salta. La primera está en Rosario de la Frontera, sitio en el que esta familia tiene un templo, al igual que en su casa.
Jhujar se levanta todos los días a las cinco de la madrugada a rezar. La familia le dedica parte de su día a orar en ese sitio, al que se entra descalzo y con un pañuelo cubriendo la cabeza y el rostro. "La mayoría de nosotros somos Singh, pero por la religión. Hay muchos que portan el apellido, pero no saben por qué. Y es por la religión. Nuestra religión es Sikh", explica Nahir.
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